El imperio alperovichista contraataca

El imperio alperovichista contraataca

El emperador no está dispuesto a permitir que la tropa se le subleve a él, el hombre que extendió a 10 los años de vacas gordas para los que anduvieron bajo su sombra. Como a José Alperovich el olfato, el cerebro y hasta los huesos le dicen que sus días en el trono se están terminando comenzó a ajustar estrategias.

Cuenta la leyenda que el mandatario meditó un largo tiempo sobre los trascendidos de que habría un grupo de oficialistas más atento a lo que les dice Juan Manzur que a lo que decide el gobernador. Lo peor, afirman, es que a los supuestos manzuristas apenas si les dijo un par de palabras. Ese silencio los atemorizó. Se pusieron nerviosos, porque saben que un Alperovich en retirada no es sinónimo de un gobernante débil. Por ello salieron a aclarar que su lealtad estará siempre a disposición del mandatario y que apoyarán al candidato a gobernador que él elija. Trataron de ratificar eso públicamente cuando Beatriz Rojkés visitó el lunes la Legislatura. Allí, en la casa de El Hombre que Siempre Ríe, ni se mencionó a Manzur. No se lo nombró ni por protocolo ni por gentileza ni por lógica política. Oficialmente dijeron que se trató de una omisión involuntaria de Ceremonial. Pero las casualidades no existen, diría cualquier psicoanalista: en el palacio donde más poder y aliados acumula, y cuando se presentaba una ley sobre salud mental, el ministro de Salud de la Nación quedó en un involuntario olvido.

En la Casa de Gobierno afirman que el emperador comenzó con su contraataque. Está dispuesto a mantener el poder desde el Senado de la Nación. Agazapado, desempolvó el escudo y la espada, y volvió a colocarse en el centro de las negociaciones políticas. Dialoga con oficialistas y con opositores para acomodar su ejército y debilitar al de sus enemigos. Según cuentan sus coroneles más cercanos, Alperovich continúa con la estrategia de alentar a la mayor cantidad posible de dirigentes para que se presenten en la contienda electoral del año próximo. Por ello en 2015 se fortalecerá aún más la tendencia que surgió hace cuatro años, cuando el alperovichismo apoyó incluso a más de un candidato a intentende en el mismo municipio. El gobernador también permite que, quien quiera, juegue a armar listas de legisladores por fuera de la oficial, porque sabe que todos colectarán votos para la corona. Pero en la mesa chica del oficialismo no cayó bien el movimiento de algunos cabecillas del interior que están tratando de levantar rancho aparte. Algunos delegados comunales que no están muy felices con el ministro Osvaldo Jaldo comenzaron a llamar a colegas de otros distritos para que su tribu salga a pelear sola. Otros movimientos similares de sublevación nacen de la mano del fin del ciclo alperovichista en el poder. Por ello, el emperador cierra filas.

Donde también intentan cerrar filas es en la Universidad Nacional de Tucumán. La actual conducción de la casa de Juan B. Terán se sacó un “necesita mejorar” y una recomendación de “sea más prolijo” en su libreta de calificaciones. La protesta docente fue mal manejada, con desprolijidades que incluyeron un pedido de socorro a la Casa de Gobierno. Esa mancha requerirá muchos lavados para borrarse. Para colmo de males, en medio de la débil tregua con Adiunt apareció otro yerro: a los auxiliares estudiantiles les pagaron los $ 1.000 adicionales que se acordó con el gremio y dos días después se los descontaron. Los estudiantes que colaboran con los profesores están que trinan y hoy irán a pedir explicaciones al Rectorado. ¿Cómo pudo producirse un “error” de estas características en una institución del calibre, la importancia y la envergadura de la UNT? Improlijidades menores y de tremendo impacto se repiten y hacen mella a las buenas intenciones de Alicia Bardón. Desplazar a Juan Cerisola de YMAD fue una decisión valiente. Con ella, buscó mostrar que en la universidad hay nuevos aires y que su gestión se concentrará en lo académico. Pero sin claridad administrativa y política lo bueno pasa desapercibido.

Cerisola sí tomó nota de la movida de Bardón. El ex rector quedó arrinconado y sin el poder que en él supieron delegar los operadores que lo llevaron al poder en dos ocasiones. El contador habría ido a pedir ayuda hasta la Casa de Gobierno para que su contrato en YMAD no cayera, pero no lo logró. Alperovich no quiere que su fin de ciclo lo encuentre golpeando puertas que nadie abra.

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