Atlético: un chapuzón de serenidad

En esta idea de cruzar la meta del ascenso, los que saben y entienden del asunto de los puntos, tienen un número entre ceja y ceja. Aseguran que el piso entre llegar a la máxima categoría del fútbol Argentino o quedarse a vivir un año más en la B Nacional es de 30 puntos. Los cinco equipos que superen o nivelen esa marca, tendrán, entonces, serias chances de quedarse con un boleto.

Atlético, por caso, en cuatro fechas ya embolsó el 33% de lo que necesita para convertirse en un escudo de elite. Sin embargo, creer que la situación está resuelta en un torneo tan cambiante y complicado sería un despropósito. Una locura. “Todavía falta mucho. Estamos empezando”, frena a los optimistas Cristian Lucchetti y pide un baño de tranquilidad, de serenidad ante tanta algarabía desatada. El “decano” moviliza tanta fe producto de un gran arranque en la divisional, con tres victorias y un empate.

Es, podría decirse, el único de los “serios” candidatos en la previa al inicio del certamen que está haciendo valer en la cancha su posición en la cartelera. “Hay que tratar de seguir manteniendo la diferencia”, agrega el arquero después de pasar por una sesión de pileta en Central Córdoba y de baños de contraste, entre frío y calor.

A horas de recibir a Temperley, la recuperación física es lo más importante para el cuerpo técnico. Necesita recuperar a los futbolistas que viajaron a Mendoza y que regresaron con un punto valioso, aunque los tres hubieran sido lo ideal, en todo sentido.

Puntos de quiebre

El pedido de paciencia y de concentración de Lucchetti es ley entre los propios protagonistas del grupo, una obligación. “Esta categoría no perdona. Está claro que cualquier error te hace ganar o perder un partido, por lo apretado que está el campeonato”, analiza el arquero de Atlético sin fijarse en la diferencia que ya consiguió el plantel respecto a sus máximos perseguidores.

Es más, sabiendo que la ventaja con los tres quintos de la zona, Unión, Huracán y Patronato es de seis unidades, “Laucha” vuelve sobre sus pasos e insiste en mandar el mensaje de alerta para quienes creen que todo está resuelto. “No, no, de ninguna manera. Falta un montón. Aparte, esto está difícil”.

Donde sí afloja el cuidapalos es cuando mira el futuro inmediato, Temperley, el escolta del “decano” y rival de mañana, a las 21.30, y también a Huracán, su anfitrión del próximo sábado. “Lo que pasa es que el martes tenemos un partido que realmente puede ser un quiebre. Si ganamos, nos alejamos”, asegura Lucchetti y agrega: “Este partido y el que viene, con Huracán, son importantes para despegarnos de todos o quedar todos bien pegados de nuevo”.

Clave del éxito

Una virtud a la que logró aferrarse el “decano” es la regularidad en su juego. Y como antes no la tuvo y quedó con la mitad del vaso lleno, hoy parece haberse reencontrado con ella ratificándola fecha a fecha. Atlético dispone junto con Temperley de una concentración, podría decirse, diferente a la del resto. No sucumbe ante la adversidad.

“No me sorprende que Temperley esté donde está. Es un equipo recién ascendido que juega bien”, elogia al rival y repite una vez más una frase de manual que durará varias fechas más. “Es un torneo duro, complicado. Nosotros hemos tenido un buen arranque y debemos seguir de esa manera”. Que Lucchetti y compañías están enfocados en no perderse el tren es un hecho.

Confían en el proyecto, en lo que vienen demostrando hasta ahora. Confían en seguir por este camino pero sin delirar con que un duelo está liquidado antes enfrentarlo.