Julio Verne, el misterioso profeta de la ciencia ficción

Julio Verne, el misterioso profeta de la ciencia ficción

Se cumplen 145 años de la publicación de “Alrededor de la Luna”, la novela que subyugó al cosmonauta ruso Yuri Gagarin

AVENTURAS. Jackie Chan en “La vuelta al mundo en 80 días” (2004).  AVENTURAS. Jackie Chan en “La vuelta al mundo en 80 días” (2004).
El cosmonauta ruso Yuri Gagarín fue el primer ser humano en viajar al espacio. Lo hizo a bordo de la nave Vostok 1 y despegó el 12 de abril de 1961. Su periplo alrededor del planeta, a una velocidad de 27.400 kilómetros por hora, duró 108 minutos. “¡La Tierra es azul...!”, describió con asombro cuando pudo ver nuestro mundo desde el abismo insondable del cosmos. Lo curioso es que esa misma visión había sido descrita anteriormente por otro ser humano. Y no era precisamente un astronauta, sino un escritor: Julio Verne. De hecho, el mismo Gagarin confesó años después, que la lectura de las novelas de Verne lo llevaron a convertirse en astronauta.

Hoy se cumplen 145 años de la publicación de “Alrededor de la Luna”, la segunda parte de aquella novela que deslumbró a Gagarin y que marcó un hito en la historia de la ciencia ficción: “De la Tierra a la Luna”. Claro que Verne no fue un escritor común y corriente. Su vida -tal vez más que sus obras- encierra un misterio que aún hoy subyuga a los fanáticos del género. Una vida repleta de secretos, actividades extrañas y profecías cumplidas.

El inicio

Las vidas parecen existir para contarlas, o así al menos lo afirma Gabriel García Márquez. La vida de Verne comenzó el 8 de febrero de 1828, en Nantes, Bretaña, a orillas del Loire. Hijo de un abogado (Pierre) y de Sophie Allote de la Füye, Verne pasó la infancia convencional de un vástago de la burguesía. El joven Julio no conocería el mar hasta los doce años y es por esa época que surgió una pertinaz leyenda: el futuro escritor se habría alistado como marino. Pero, al ser atrapado por su padre en la primera escala, razonó: “De aquí en adelante sólo voy a viajar en mi imaginación”. ¡Y vaya si lo hizo!

Obligado por su padre, Julio siguió el mandato paterno y se mudó a París para convertirse en abogado. Aunque corría el año 1848 y se preparaba una nueva revolución, el escritor no se mostró interesado en los virulentos vaivenes políticos. Su mayor preocupación eran los problemas de salud que lo aquejaban (descompostura crónica, parálisis faciales) y su mayor interés, frecuentar los cenáculos literarios. Mientras tanto, muy lejos del prototipo de escritor bohemio, fue construyendo una vida que no colisionara con lo que esperaba de él su familia. Para casarse encontró a la candidata ideal en Honorine Deviane, una joven viuda de 26 años, madre de dos hijas.

El giro radical en la vida de Verne tuvo lugar en 1962, cuando conoció al editor Pierre-Jules Hetzel. Fue él quien descubrió el tremendo potencial novelístico de Verne, lo orientó sobre cómo debería redactar sus primeros textos y le ofreció un contrato que lo obligaba a escribir dos libros al año. Fue en esta época que nacieron las novelas más deslumbrantes de Verne y, al mismo tiempo, comenzó a gestarse su fama de profeta y visionario.

Siempre se ha considerado al autor como un escritor de relatos de aventuras para chicos. Sus obras las leían preferentemente los jóvenes. Pero más de un siglo después de que esas novelas fueran escritas y con los conocimientos actuales las obras de Verne ofrecen sorprendentes revelaciones.

Por ejemplo: Verne predijo algo parecido a internet en una obra inédita hasta finales del siglo XX (“París en el siglo XX”). Y no fue publicada en su época a causa de su concepción catastrófica de la vida y la sociedad, curiosamente, muy similar a la actual. Verne también imaginó la televisión y el helicóptero, así como la subida al poder del Nacional socialismo en la figura de Hitler. El primer submarino fue otra de sus fantasías hechas realidad. El maravilloso Nautilus de “20.000 leguas de viaje submarino” no sólo deslumbró a los lectores por su originalidad, sino también por la autosuficiencia del aparato que permitía vivir en el mar sin tocar tierra firme.

Sin embargo, son sus obras “De la Tierra a la Luna” y “Alrededor de la Luna”, las que han cimentado la fama profética de Verne. En ellas el escritor brinda detalles precisos que, posteriormente, dejaron pasmados a los expertos cuando el hombre puso por primera vez el pie en la Luna. En esas novelas Verne eligió a Estados Unidos como país financiador del proyecto y al estado de Florida para el lanzamiento; un lugar muy próximo a Cabo Cañaveral. Y aún más: en la novela, el aterrizaje también se produce en el mar, a escasas cuatro millas del lugar en el que amarizó el Apolo 11. Tanto la velocidad de la cápsula como sus dimensiones se aproximan mucho a las reales de aquel Apolo 11 tripulado, también por tres astronautas...

Todo esto demuestra que Verne fue un pozo de ciencia. Aunque también existe la creencia de que formó parte de una milenaria sociedad secreta (la masonería) y tuvo acceso a datos que muy pocos hombres conocían. Su atracción hacia la criptografía quedó plasmada en muchas de sus obras y hay quien encuentra un mundo oculto y esotérico incluso en los nombres de sus personajes.

Finalmente, un incidente con su sobrino (que intentó matarlo en un ataque de psicosis) lo sumó en una depresión y lo llevó a quemar gran parte de su biblioteca criptográfica. Hasta hoy, nadie ha podido descubrir por qué razón su sobrino le disparó dejándolo rengo hasta el final de sus días. Muchos especulan que esta tentativa se debía a los lazos que unían al escritor con la masonería.

Antes de morir, el 24 de marzo de 1905 (a causa de la diabetes), Verne estaba preparando una obra con un marcado sentido apocalíptico. El libro en cuestión, titulado “La invasión del mar” (1905) cuenta cómo Europa es cubierta por las aguas que llegan desde los polos, a causa de un deshielo provocado por el cambio climático. Semejante situación provoca que el hombre vuelva a su forma primitiva. Cualquier parecido con lo que está sucediendo en la actualidad ¿es pura coincidencia?

Leyenda: Verne ¿fue masón?

En la vida de Verne hay muchos enigmas. Cuenta la leyenda que poco antes de morir Verne quemó miles de cartas y de documentos, deseoso de seguir siendo un enigma. Y que, aficionado a la criptografía, dejó cientos de mensajes cifrados en sus obras, en su vida e, incluso, en el monumento funerario que encargó para su sepultura. Muchos dicen que fue masón y que perteneció a una prestigiosa orden iniciática.

Lecturas: Dickens y Wells

Entre los escritores que le precedieron, Julio Verne admiraba especialmente a Charles Dickens, de quien decía que eclipsaba a todos los demás “por su increíble fuerza y justeza de expresión”, además de por su pulcro y trabajado humor. De sus contemporáneos, en una entrevista hecha en 1904 declaró su fascinación por la obra de George Wells, autor de “La guerra de los mundos”.

En el cine: todo un récord

Nada menos que 33 novelas de Julio Verne han sido llevadas al cine. Con ellas se han hecho 95 películas en varios idiomas, además de numerosas series para TV. La primera fue Los hijos del capitán Grant (1901) y las que han inspirado más versiones son “Miguel Strogoff” (16), “20.000 leguas de viaje submarino” (9), “Viaje al centro de la Tierra” (5) y “La vuelta al mundo en 80 días” (4).

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios