"La Iglesia sabía", afirma un ex seminarista que acusa a Ilarraz de abuso sexual

"La Iglesia sabía", afirma un ex seminarista que acusa a Ilarraz de abuso sexual

Un testigo contó que, en el Seminario Menor de Paraná, los chicos admiraban al cura denunciado por violaciones. "Era como Messi, todos queríamos ser como él".

ACUSACIONES. Puiggari, hoy arzobispo de Paraná, era prefecto del Seminario Mayor cuando se hizo la primera denuncia contra Ilarraz.  FOTO TOMADA DE ELDIARIO.COM.AR ACUSACIONES. Puiggari, hoy arzobispo de Paraná, era prefecto del Seminario Mayor cuando se hizo la primera denuncia contra Ilarraz. FOTO TOMADA DE ELDIARIO.COM.AR
27 Septiembre 2012
PARANA,Entre Ríos/MONTEROS, Tucumán.- "Para nosotros era como Messi, lo imitábamos, queríamos ser como él". Con estas palabras resume el testigo la admiración que sentían los alumnos del Seminario Menor de Paraná por el cura Justo José Ilarraz, hoy acusado por el abuso sexual a al menos 50 niños.

El ex seminarista S.D, el primero que declaró en la causa por "corrupción de menores agravada", asegura que en la Iglesia sabían lo que ocurría. "Cuando pasabas a la habitación del cura, uno sabía que ahí él se bañaba con sus 'amigos', que los acariciaba y que les tocaba. Y eso lo sabían las autoridades de la Iglesia", dijo en una entrevista con el diario "Clarín".

Ilarraz fue prefecto del Seminario Menor de Paraná entre 1984 y 1992, que recibía a niños de entre 12 y 14 años, la mayoría de ellos de localidades del interior de Entre Ríos. Hasta hace dos semanas, cuando se conoció la denuncia en su contra, Ilarraz estuvo al frente de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Monteros.

"Lo recuerdo caminando entre los pasillos del pabellón y sentándose en la cama del que escuchaba llorar o del que notaba angustiado. Ilarraz decidía quién entraba y a quién invitaba (a su habitación). Eso lo vi desde que llegué al Seminario: tenía amigos y predilectos, y los más cercanos eran todos rubios", asegura.

Según contó el testigo, en la habitación del sacerdote, que estaba al final del pabellón donde dormían los adolescentes, había un televisor, cartas y un juego de ajedrez. "Si eras su amigo podías entrar y no sólo a hablar con él. Ahora eso puede parecer una estupidez, pero en aquel tiempo y para muchos de nosotros, que veníamos de pueblos chicos, eso era una atracción", detalla S.D, que hoy tiene 37 años.

El ahora testigo S.D. ingresó al Seminario en 1989, con 13 años. Y se retiró en 1991, tras un campamento en Chile, donde compartió la carpa con Ilarraz y otros dos pupilos. En 1993, la Iglesia lo convocó para conocer su versión sobre la conducta del sacerdote y lo que le había provocado su accionar. “Me recibió (Juan) Puíggari, me pidió que escribiera y me dejó solo en una sala. Pero nadie me explicó qué iban a hacer con eso", afirma. Puiggari, que por entonces era prefecto del Seminario Mayor y recibió las primeras denuncias contra Ilarraz, actualmente es el arzobispo de Paraná. 

S.D. cuenta que junto a otro ex seminarista lo fueron a ver otras tres veces: dos en 2011 y la última en febrero pasado, para pedirle que apartara a Ilarraz y lo denunciara ante la Justicia. "Nos dijo que lo habían mandado a Roma como castigo, que había tenido un brote temporal y que ya no ocurriría más", rememora, de acuerdo al relato reproducido por "Clarín".

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