La Revolución de Mayo con rumbo al Alto Perú

La Revolución de Mayo con rumbo al Alto Perú

El ejército derrotó a los realistas en la batalla de Suipacha, pero fue destrozado en Huaqui. Por Carlos Páez de la Torre (h).

La Revolución de Mayo con rumbo al Alto Perú
24 Septiembre 2012
El 25 de mayo de 1810, en Buenos Aires, los criollos desalojaron al último virrey del Río de la Plata y lo sustituyeron por una Junta de Gobierno.
Pero todo el entusiasmo no libró, a los protagonistas, de una gran inquietud sobre las consecuencias de su pronunciamiento. Es verdad que controlaban Buenos Aires, pero ¿qué ocurriría con el resto del inmenso territorio que constituía el Virreinato del Río de la Plata, y que abarcaba no sólo la actual Argentina, sino también el Uruguay, Paraguay y el Alto Perú, hoy Bolivia. Muy pronto, los acontecimientos los obligaron a actuar.
El ex virrey Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista, se alzó contra la Junta en Córdoba, y apoyado por el gobernador y vecinos importantes, formó un pequeño ejército. Hubo que obrar velozmente para conjurar la amenaza. La Junta despachó un ejército de 1.150 hombres al mando de Francisco Antonio Ortiz de Ocampo. La fuerza llegó a Córdoba y desbarató, sin mayor esfuerzo, toda la resistencia.
Liniers y los suyos fueron apresados y, a pesar de las muchas gestiones y ruegos, la Junta dispuso que los ejecutaran. Como Ortiz de Ocampo vaciló, uno de los vocales del organismo, el doctor Juan José Castelli, viajó precipitadamente para hacer cumplir la sentencia. Así, el fusilamiento se llevó a cabo, el 26 de agosto de 1810.
Pero, tras ese escarmiento, se decidió que la expedición siguiera con rumbo norte, hacia el Alto Perú. Es que allí, a pesar de que algunos pueblos simpatizaban con el pronunciamiento de mayo, había otros que seguían leales al rey. Las tropas quedaron a cargo del teniente coronel Antonio González Balcarce. Y avanzaron hacia el Alto Perú. El vocal Castelli iba con ellas.
Ya en territorio altoperuano, el ejército patriota fue inicialmente derrotado en Cotagaita, el 27 de octubre. Pero, en Suipacha, el 7 de noviembre, salieron triunfantes y los realistas debieron firmar un armisticio. Avanzaron entonces, internándose en el territorio. El Ejército hizo una entrada triunfal en Chuquisaca. Allí, el doctor Castelli declaró la libertad de los indígenas, pero no controló suficientemente los desbordes de su escasamente disciplinada tropa. Entre abusos diversos, menudeaban actos que ofendieron la religiosidad de los pobladores. En junio de 1811, Castelli proclamó roto el armisticio y se dispuso a atacar al enemigo. Este le ganó de mano en el paraje de Huaqui, donde las tropas patriotas fueron totalmente batidas, el día 20. También fue derrotada su vanguardia, en Yuraicoragua. Se cancelaba así, con un enorme fracaso, la primera campaña al Alto Perú.
La retirada que siguió fue un auténtico caos. Al antes fuerte ejército triunfador de Suipacha, las deserciones lo habían dejado reducido a apenas 200 hombres, que arribaron penosamente a Jujuy. Unos 600 dispersos se habían adelantado y estaban en Salta, donde Rudecindo Alvarado los reunió y los agregó al resto. Se sumaron también las milicias de Salta, que el gobierno había acuartelado.

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