Se confirmó que los restos son de Chiaro y que el asesino ocultó el cuerpo en un cañaveral

Cuando Luis Corral llamó por teléfono a sus cuñadas y les dijo que Marcela Chiaro llevaba cinco días desaparecida, las mujeres tuvieron un mal presagio. Inmediatamente viajaron a Tucumán desde Esperanza, y comenzó la búsqueda para saber qué pasó con su hermana. Ayer a la mañana, el presagio se confirmó. Las pericias de ADN confirmaron que los restos hallados en un cañaveral de Villa de Leales pertenecían a la mujer desaparecida.

Corral había denunciado el martes 14 que su pareja había hecho abandono de hogar el día anterior. Recién el sábado 18 llamó a sus cuñadas. El 19, Jaquelina y Rosana Chiaro ya estaban en la provincia. Hubo dos datos que les llamaron la atención. Marcela había dejado a su pequeña hija de dos años, de quien era inseparable. Además, Corral no mostraba ningún interés en buscarla. Por eso, las mujeres realizaron su propia denuncia en la división Seguridad Personal, a cargo del comisario Víctor Barraza.

El 23 de febrero, el fiscal Guillermo Herrera solicitó que se realicen allanamientos en la casa de la pareja, en Villa Amalia. En la planta baja de la propiedad Corral tenía una veterinaria. Encontraron manchas de sangre en las paredes del negocio y en la vivienda. Al día siguiente, el veterinario fue detenido. En la investigación trabajó la división Homicidios y Delitos Complejos, a cargo de Hugo Cabeza, junto a Seguridad Personal.

También se había allanado el departamento de Paola Castro, en Alem al 1.200, y encontraron marcas de sangre en la pared. Según pudieron saber los investigadores, Corral pagaba el alquiler de esa vivienda, y en diciembre había tenido un bebé con la mujer. Castro también fue detenida.

Jaquelina y Rosana contaron que Marcela estaba al tanto de la relación amorosa entre los detenidos. La pareja no pasaba por su mejor momento, y Herrera comenzó a sospechar que Corral podría haber matado a la santafesina. En la camioneta del veterinario también había manchas de sangre. Más tarde las pericias confirmarían que el cuerpo fue descuartizado y pertenecían a la mujer desaparecida.

El 14 de junio, cuatro meses después de la desaparición, un grupo de operarios encontró restos óseos en medio de unos cañaverales, ubicados en una finca de Villa de Leales, departamento Cruz Alta, al este de Tucumán.

Rosana, que obtuvo la guarda legal de su sobrina, reconoció una prenda que le había regalado a su hermana. Sólo faltaban las pericias de ADN para determinar si se trataba de Marcela. Ayer a la mañana, Herrera recibió el resultado. El cuerpo que estaba en los cañaverales era de Marcela Chiaro.

"Los acusados serán llamados nuevamente para indagarlos y mostrarles las nuevas pruebas. Ellos tendrán la oportunidad de defenderse", explicó Herrera, para quien ya no quedan dudas de que Luis Corral, en complicidad con su amante, Paola Castro, mataron a Marcela Chiaro y trataron de esconder el cuerpo en el cañaveral.

Las intimidades de un triángulo amoroso

¿Chiaro sabía que Corral tenía una amante?

Sí, la víctima conocía la relación con Paola Castro. El veterinario tuvo un hijo en diciembre con esta mujer y viajaba con ella al norte de Salta, de donde es oriunda.

¿Tenía otras relaciones paralelas?

Los investigadores sospechan que Corral tenía también una relación amorosa con otra mujer que vive en Lastenia. Ella lo visita seguido en la cárcel.

¿Qué pruebas había en la computadora?

Delia, la madre de Marcela, contó a LA GACETA que los investigadores encontraron en la computadora de la veterinaria fotos íntimas de Corral con Paola Castro. 

¿Qué relación había entre Chiaro y Castro?

La segunda fue empleada de la veterinaria. Además, según Delia, Castro le enviaba cartas a Chiaro, contando detalles de sus relaciones con Corral.

¿Por qué se habla de un crimen planificado?

En el historial de internet de la computadora de Corral se descubrió que indagó sobre qué componentes aceleran la descomposición de un cuerpo.

¿Planearon qué hacer con el cuerpo?

Se cree que sí. Corral visitó páginas de rutas y puentes en el norte, lo que hace presumir que estuvo buscando el mejor lugar para ocultar el cadáver.

¿Cómo era la relación de la pareja?

Los vecinos contaron que no estaban en un buen momento. El veterinario solía salir todas las noches, dejando a su mujer y a su hija solas en la casa.