Una biografía moldeada por Borges y por Perón

Una biografía moldeada por Borges y por Perón

El martes, a las 20, en las instalaciones de la FET, la ensayista y crítica cultural acercará su mirada sobre la obra de Borges. En diálogo con LA GACETA, la autora de obras tales como "La pasión y la excepción" reflexiona sobre política, cultura y literatura

MIRADA. Le preguntan cuál es la época que más le gusta analizar. Y Sarlo se detiene en los años 20, una promesa que después no se cumplió del todo. Culturanews.com.br / Foto de Gastón Renis MIRADA. Le preguntan cuál es la época que más le gusta analizar. Y Sarlo se detiene en los años 20, "una promesa que después no se cumplió del todo". Culturanews.com.br / Foto de Gastón Renis
25 Marzo 2012
"Formo parte de una generación que fue marcada en lo político por el peronismo y en lo cultural por Borges", ha escrito Beatriz Sarlo, en el prólogo de su libro "La pasión y la excepción", hace poco menos de una década. Hoy, esos dos hitos siguen marcando la biografía -y el derrotero- de esta intelectual que retoma cierta tradición argentina que se remonta al siglo XIX, en la que política y cultura dialogan permantemente.

Cuando se le pregunta la razón de ese prólogo, Sarlo responde: "para alguien nacido en la década del 40, como es mi caso, el peronismo es el hecho respecto del cual tiene la necesidad de ubicarse en sus primeras experiencias políticas. Que en mi caso son en la década del 60. No se podía no tener una posición frente al peronismo". Y añade: "Hay que entender que el peronismo estaba en plena proscripción; la proscripción al peronismo fue el hecho maldito de la democracia argentina, porque puso a la Argentina en una escena de inestabilidad política y de golpes de Estado permanentes".

Pero no ya de Perón, sino de Borges hablará la escritora el martes, en Tucumán, en el marco de las actividades por el centenario de LA GACETA. Aquí, una síntesis de una entrevista telefónica con la autora de "La audacia y el cálculo", antes de su conferencia del martes, a las 20, en la FET.

- ¿ Por qué Borges?

- Borges está más en la larga duración, atraviesa 80 años del siglo XX. Los tres primeros libros de Borges son de la década del 20, y son el gesto con el cual él se coloca en la literatura argentina. En esa década, uno podría decir que hay como dos caminos en la poesía argentina, uno es el de Borges, otro es el de Oliverio Girondo; y uno podría decir que el de Girondo es formalmente más vanguardista. Y también debería reconocer en el de Borges, que él crea -como los grandes escritores- un espacio literario que tiene mucho de imaginario y que es lo que yo he llamado las orillas. La postulación de las orillas, para decirlo con una palabra borgeana, es el primer gesto que hace Borges en la literatura argentina.

- Como crítica cultural, ¿cuál es la época que más le ha interesado analizar ?

- Los años 20 fueron años de una expansión gigantesca de los instrumentos culturales, del mercado del libro en la Argentina. Se podría decir que los años 20 son una promesa que después no se cumplió del todo. Pero son años en los cuales se estaba construyendo un nuevo público lector de diarios, de las editoriales que publicaban tanto traducciones como literatura local. Había un movimiento que no incluía solo la literatura, sino que, por el lado de las formas populares de circulación, estaba construyendo un público más amplio. Ese es un momento optimista, con ciertas promesas, no todas de las cuales llegan a cumplirse. Las décadas del 30, del 40, con la revista Sur, tienen un protagonismo fundamental, una enorme capacidad de difusión literaria en América latina. Y por otro lado está la fabulosa producción editorial que llega de la mano de los exiliados republicanos españoles. Ahí hay un proceso de modernización del mundo editorial, que hace que las traducciones de libros franceses, básicamente las de literatura y de filosofía, sean hechas en el Río de la Plata, cosa que hoy no sucede. Hoy, estamos recibiendo las traducciones hechas, las compramos en España. Eso, si (Guillermo) Moreno no se opone, porque ahora parece que tampoco vamos a poder comprar libros en España. Es muy importante que una literatura se traduzca dentro de su propio universo. Eso es importantísimo, tanto para la circulación de los textos como para la construcción de una lengua literaria.

- ¿ Cuáles serían las condiciones para poder recuperar ese protagonismo en la producción editorial?

- Depende muy poco de la Argentina. Porque la industria editorial ha sufrido una transformación a nivel mundial, donde solamente Gallimard, de Francia, sigue siendo una editorial independiente. Sólo Gallimard. Todas las demás han sido compradas por las grandes plataformas del capitalismo tardío. Entonces, depende bastante poco de lo que se pueda hacer en la Argentina. Los que mejor están haciendo el trabajo en la Argentina son las pequeñas editoriales, que compiten con lo que las grandes plataformas editoriales europeas dejan de lado. No depende sólo de la Argentina, porque la transformación de la producción del libro es una transformación que se ha dado a nivel planetario. Hay que tomar un poco de distancia, y decir, bueno, si Gallimard sigue siendo la única editorial que sigue perteneciendo a sus dueños de origen, y que no ha sido vendido a una plataforma financiera, quiere decir que las cuestiones de la circulación de los libros, de los derechos, del copyright, de las traducciones, no se deciden solamente en Corrientes y Leandro Alem.

- ¿ Qué rasgos comunes encuentra en la literatura "joven" de la Argentina?

- Yo creo que lo que uno ve en esta literatura joven es que Saer y Borges aparecen reconocidos como los grandes escritores argentinos del siglo XX. Pero, no se escribe a partir de ellos. Son pocos los escritores , podríamos nombrar a (Hernán) Roncino, por ejemplo, en los que uno dice: acá la prosa de Saer, la ficción de Saer, le está sonando en la cabeza. Pero, en general, no se escribe a partir de ellos. Pero yo creo que la literatura de la gente más joven no se escribe a partir de Borges o de Saer. Está la presencia muy fuerte de Lamborghini, de Aira y, por supuesto, la de Manuel Puig, en el sentido de que hay un uso, una captación hiperrealista del lenguaje.

- En "La audacia y el cálculo", usted plantea que el kirchnerismo ha ganado la batalla cultural. ¿sigue pensando lo mismo?

- Creo que sí, cuando yo escribí "La audacia y el cálculo" no teníamos dos cadenas nacionales por semana con los discursos de la presidente. Yo tengo permanentemente abierta la página "presidenciadelanacionbarradiscursos", porque sé que ahí voy a encontrar algo nuevo, creo que es una de las funciones que más tiempo le ocupan a la presidenta: preparar el discurso del día. Ahora, la cultura no se sostiene sin correlatos en el campo económico: es la economía la que sostiene la eficacia del discurso cultural. Hay una economía que, por lo menos hasta ahora, ha sostenido la eficacia; cuando yo saco la idea de la batalla cultural, la saco en contra de aquellos que dicen que todos los que dicen que todo es economía, y que todo es imposición. Pero yo digo: no, no todo es economía, acá hay un discurso que está formando opinión. Por un lado, la economía sustenta el discurso. Entonces, la idea de la batalla cultural es el debate con todos aquellos que decían que es pura imposición económica.

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