Las mujeres temen sufrir robos en las paradas

Las mujeres temen sufrir robos en las paradas

Muchas tucumanas modificaron su rutina para reducir el riesgo de ser víctimas de los arrebatadores cuando deben usar el servicio público. Algunas esconden el dinero en los zapatos, otras salen en grupo y la mayoría optó por dejar de utilizar bolsos y carteras. Siempre alertas.

EL BLANCO. Las paradas de ómnibus son frecuentadas por los ladrones que aprovechan los horarios pico y los aglomeramientos para atacar a su víctimas. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO EL BLANCO. Las paradas de ómnibus son frecuentadas por los ladrones que aprovechan los horarios pico y los aglomeramientos para atacar a su víctimas. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
25 Agosto 2011
Adriana Coria viaja al centro una vez a la semana para ir al médico. Vive en una finca cercana al embalse de La Aguadita. Para llegar a la capital recorre un largo camino de tierra y espera el colectivo al costado de la ruta 305. "Sólo traigo los cospeles y un par de pesos. Trato de no correr riesgos porque en cualquier momento te pueden robar", cuenta mientras espera en una parada ubicada en calle santiago al 400.

El arrebato preocupa a las mujeres y, aunque no hayan sido víctimas directas, toman recaudos para evitar este delito. La prevención es la mejor herramienta que esgrimen para defenderse y cada una de ellas utiliza una estrategia para protegerse.

Los cambios obligados

Coria y las demás mujeres consultadas por LA GACETA se vieron obligadas a cambiar sus rutinas a causa de los continuos arrebatos que sufren. Antes de ser víctimas, prefieren tener cuidado y evitar exponerse a situaciones de riesgo. María Pía Olivo vive en Yerba Buena y asegura que modificó sus hábitos. "Para ir a estudiar tomo el colectivo a las 7.15. Nunca espero sola. Con una vecina, que sale a trabajar a la misma hora, controlamos el horario del ómnibus. Cuando está por pasar, salimos juntas hacia la parada ubicada a una cuadra de mi casa", afirmó.

A pesar de los recaudos que toma esta joven, contó que el domingo por la noche vivió una situación extraña. Era cerca de la medianoche. Su madre la acompañaba en la esquina de Venezuela y Brasil de en esa ciudad. El último colectivo nunca pasó y mientras ella hablaba por celular con una amiga, su madre la alertó que caminaran de vuelta hacia su casa porque un hombre, que había estado escondido detrás de un árbol, las estaba observando sospechosamente. "No puedo asegurar que era un ladrón, pero como salió de repente de donde estaba escondido tuvimos miedo", agregó.

Según los testimonios recogidos, esta situación se repite en distintos puntos de Tucumán. Ivana Ríos y Miriam Jiménez viajan en la Línea 11 para volver a sus barrios. Ríos vive en 11 de Marzo y Jiménez en Villa Angelina. Ambas estudian peluquería y cuando fueron consultadas si alguna vez fueron víctimas de un robo se apuraron en contestar: "todavía no".

"Nunca me paro cerca de la calle porque te convertís en un blanco para los ladrones que andan en moto. Tampoco uso carteras o bolsos que tengan las correas largas. Además, nunca salgo con cosas de mucho valor", aseguró Ríos.

Jiménez es su compañera de clases y siempre esperan juntas el colectivo. "Cuando estoy acá trato de no sacar el celular porque los ladrones te observan todo el tiempo y aprovechan cualquier descuido. Hasta cambiamos de parada para evitar que nos puedan controlar", afirmó la joven.

Al parecer, el riesgo que perciben las mujeres no reconoce lugares en particular. Tanto en el barrio como en la ciudad se sienten expuestas a un robo. "Hace tres meses bajaba del colectivo en Villa 9 de Julio y me robaron la billetera y el celular" dijo Anabella González.

A su vez, otras jóvenes consultadas afirmaron que siempre llevan sus bolsos bajo el brazo o apoyados en el pecho. Además, prefieren poner sus pertenencias en los bolsillos e incluso en el calzado. "En marzo, me abrieron el bolso y me sacaron la billetera. Me di cuenta recién cuando subí al colectivo. Ahora tengo más cuidado cuando estoy en la parada y cuando subo o bajo del ómnibus", precisó Valentina.

Las historias se repiten y siempre se encuentra a una persona que fue víctima de un robo o conoce a alguien que lo padeció. Inclusive, en las calles de Tucumán, caminan mujeres que extreman los cuidados. "Tengo un celular viejo y no pienso cambiarlo. Siempre evito usar cartera. Vivo en Yerba Buena y viajo en la Línea 118 para ir y volver de mi trabajo. Siempre espero y camino atenta porque cuando te empujan o sentís un leve tirón es muy posible que te estén robando", explicó Leonor Cagliari. No hay paranoias, pero el miedo se percibe.

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