Ante el repliegue de EE.UU., China avanzó y es una potencia

El repliegue de Estados Unidos del concierto mundial, debido a las guerras que emprendió y a su crisis económica, abrió el camino para la expansión de otros países, sobre todo China.

Hace 200 años le preguntaron a Napoleón qué pensaba de ese país. El emperador francés respondió: "Allí duerme un gigante. Dejémoslo que duerma, porque cuando despierte se moverá el mundo entero". China es hoy una potencia que crece, desde hace más de una década, al asombroso ritmo económico del 10% anual.

A mediados de 2010 se anunció con bombos y platillos que la economía china había superado a la de Japón, y así se ubicaba en segundo lugar en el mundo, detrás de EE.UU. El avance del Gran Dragón en la década cambió completamente el tablero político, ya que antes había rebasado a países de un gran poderío como Francia, Italia, Gran Bretaña y Alemania.

El arrollador avance chino en el mundo, no obstante, se contrapone con muchas deudas internas que provocan sufrimiento y penurias en su población. Hay una creciente violación de los derechos humanos y aumentan los casos de violencia familiar; se multiplican los divorcios, la prostitución y el abandono infantil; el incremento de la delincuencia roza el 25%, y se castiga de manera severa a mujeres y hombres que osan violar el estricto control de la natalidad (no se puede tener más de un hijo).

Detrás de China hay otros tres países que cambiaron su organización política y económica y ya se posicionan como futuras potencias mundiales: Brasil, Rusia e India, que junto al gigante asiático conformaron el bloque BRIC. El primero es líder indiscutido en Latinoamérica y motor del Mercosur; el segundo salió de un sistema comunista y se insertó en la economía liberal e India es uno de los lugares donde hay mayor mano de obra barata, lo que provoca la llegada de inversiones que cambian y dinamizan su economía.