Santa Cruz de Tucumán

Santa Cruz de Tucumán

Alperovich decidió que intentará ser gobernador por tercera vez consecutiva. Nada parece oponérsele al frente. Fue una semana tan fuerte que hizo olvidar el fútbol

Ya nadie se acuerda. Ni usted, lector, se debe haber dado cuenta de que la semana pasada se estaba jugando la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Sólo han transcurrido siete días, no un siglo.

Da la sensación de que el tiempo transcurre más rápido, aunque pareciera ser que la capacidad de comprensión y de absorción -¿cuál será la palabra más adecuada?- de los sucesos es mayor a la de otras épocas, en la que un hecho alcanzaba para que sea debatido durante un largo tiempo.

El Mundial pasó todavía más rápido porque para los argentinos terminó mucho antes que para los uruguayos o para los españoles. También quedó claro que es cierto que durante esta competencia internacional los sucesos mantienen un estado de latencia que estalla apenas se escucha la pitada final.

La ampliación de la institución del matrimonio pone en marcha una nueva Argentina. La construcción de esta ley ha demostrado que en el país se está aprendiendo a discutir y a reconocer diferencias; sin embargo hay un grado de intolerancia tan importante como peligroso. Los cónyuges más poderosos del país lo han demostrado cuando han aprovechado el tema para subirse al ring -el espacio donde se sienten más cómodos- para enfrentar a la Iglesia. Y ganaron por Knockaut (así, con dos K).

Las sociedades sufren mutaciones ante las que los líderes, las instituciones y los dogmas deben estar atentos.

En este aspecto, el peronismo vestido con el buzo antiflama del "movimiento" lleva varias vueltas de ventaja en la Argentina.

Amarillo desconocido

El mundo en que vivimos es absolutamente diferente al aprendido y al vivido. Rusia, Estados Unidos, Cuba, Europa, Francia o Inglaterra fueron nombres familiares. En este siglo se sumó China, pero no con el rojo del Siglo XX, sino como la promesa de convertirse en la gran potencia del mundo.

Para las generaciones que hoy manejan las riendas todo lo amarillo es algo desconocido y por lo tanto genera temores, antes que certezas.

Hacia ese mundo viajó la Presidenta. Con la cola entre las piernas, pidió disculpas y se arrodilló ante el futuro que ya no lo controlan los mismos que le enseñaron los libros. Por primera vez en la historia, el mundo occidental no es el disc-jockey de la música que bailan todos.

Los políticos están acostumbrados a sembrar certezas y esperanzas para cosechar votos. China empieza a ser una incógnita que hay que empezar a develar.

Mientras Cristina aprendía los vericuetos del mandarín, su marido disfrutaba de los golpes a la Iglesia y, enfervorizado, ensayó peleas simultáneas contra Mauricio Macri. El procesamiento al jefe de Gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires significa pegarle donde más le duele a la oposición que, electoralmente -frente a una hipotética segunda vuelta- puede morderle los talones.

Dos poderosas razones

En Tucumán también el pulpo es una cuestión de la prehistoria, como así también la concentración de Pretoria. José Alperovich y la nieve taparon todo.

No hay dos sin tres. El gobernador de la provincia puso sobre el escritorio la Constitución de Tucumán -que él se hizo hacer a su exclusivísima medida- y las últimas encuestas que realizó el sociólogo Hugo Haime, a su exclusivísimo criterio.

Como un oráculo más preciso que el del molusco cefalópodo Paul, la Carta Magna de 2006 dice que Alperovich, y sólo él, puede volver a ser gobernador por un tercer período.

Las encuestas que le dejó Haime son apabullantes. Todo lo que tenga el apellido Alperovich (se llame Rojkés, Amaya o Manzur) supera la aprobación popular por más del 60%. Allá, muy lejos, superando apenas el 10% asoma el senador José Cano, que deberá rezar que la corriente y la euforia alfosinista lo arrastre, porque los dirigentes locales juntan barro para empantanar el crecimiento de la Unión Cívica Radical.

Con esos dos elementos a la vista, Alperovich sólo tiene que acomodar sus huestes internas porque, salvo que una catástrofe se le atraviese en su destino, nada parece capaz de detenerlo en su deseo de volver a ser gobernador en 2011.

Tantos meses de idas y vueltas, de dimes y diretes y de susurros "sijosesistas", esta semana se definió: Alperovich será candidato otra vez. Atrás quedaron las veleidades de una proyección nacional.

Es cierto que estaba en la grilla para integrar una fórmula presidencial con Néstor Kirchner. Era un hombre del norte, respetado por los peronistas y mejor alumno K. Pero también estaba claro que no se trata de una figura instalada, no es mujer y, además, no tiene la seductora sonrisa -al menos para algunos tucumanos- de Mercedes Marcó del Pont. La presidenta del Banco Central está en el laboratorio kirchnerista para una hipotética fórmula con Néstor.

Alperovich tiene la vaca atada en una provincia en la que nadie puede negar que han conseguido cosas. Sin embargo, la inseguridad, la falta de trabajo y el ignominioso poder de la droga son cuestiones que no pudo dominar. Lo que es peor, se ha rendido ante ellos reconociendo -públicamente- su imposibilidad por doblegarlos.

Mientras los tucumanos sintonizaban las imágenes que llegaban desde Sudáfrica, Alperovich se abocaba a realizar todos los estudios de campo necesarios para seguir.

La nieve que destapa

"Si ves gente durmiendo en la calle en Tucumán bajo la nieve, llamá al 4207287, de asistencia al indigente". Ese mensaje llegó por SMS a cuanto celular pudo. Otras personas lo recibieron por mail y hubo quienes lo leyeron en los sitios de las redes virtuales Twitter o Facebook. ¿Y si no hubiera nevado? Sin duda alguna que el frío -que ya mató a casi una decena de argentinos en las últimas 48 horas- acelera la muerte, pero no la política.

La provincia no está preparada para soportar la nevada. La población ni siquiera tiene el ropaje adecuado para pasar la helada. ¿Cómo sería Tucumán con este clima? ¿Tendría la suerte que tuvo Santa Cruz, a la que miman? La provincia, en definitiva, ¿es el resultado del clima que geográficamente -o azarosamente- le tocó o depende de la gestión de sus políticos?

No debería ser necesaria tanta nieve para ver tanta indigencia.

"No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en la que trata a sus niños", dijo en algún momento Nelson Mandela, que hoy cumple 92 años y que aún hoy, cerca de su despedida, algo sabe de política... y no se deja distraer por un Mundial.

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