El gobernador de Montevideo se alza contra el virrey

El gobernador de Montevideo se alza contra el virrey

Separación.

FRANCISCO JAVIER DE ELIO. Resolvió apartar a Montevideo de la sujeción al virrey de Río de la Plata, Santiago de Liniers FRANCISCO JAVIER DE ELIO. Resolvió apartar a Montevideo de la sujeción al virrey de Río de la Plata, Santiago de Liniers
29 Abril 2010
El vencedor de los ingleses en Buenos Aires, Santiago de Liniers, recién tuvo en sus manos en mayo de 1808 la cédula de Carlos IV que lo designaba virrey interino del Río de la Plata. Liniers juró el cargo, sin saber que en realidad Carlos IV ya no reinaba en España. Cuando se enteró de la abdicación a favor de Fernando VII, hizo jurar fidelidad a éste último en Buenos Aires: desconocía la posterior cesión hecha a José Bonaparte.

De esto último se encargó de enterarlo un enviado de Napoleón, el marqués de Sassenay. Este llegó con esa misión a Buenos Aires y requirió la adhesión al nuevo esquema. Las proposiciones del marqués fueron rechazadas por Liniers, por el Cabildo y por la Audiencia, quienes le ordenaron retirarse del Virreinato. Pero Sassenay no pudo partir de regreso inmediatamente, y se alojó una noche en la casa de Liniers.

De inmediato cundió la sospecha sobre las conversaciones a solas que forzosamente mantuvieron allí los dos franceses. Un aura de desconfianza empañó la figura de ese virrey con la misma nacionalidad del invasor de la península.

También contribuyó a desacreditar a Liniers la liberalidad de sus costumbres, aunque era un hombre libre y dos veces viudo. Las relaciones que mantenía sin disimulo con una compatriota casada, Ana Périchon, fueron condenadas por el alcalde Martín de Alzaga, en sus cartas al rey, como "el escándalo del pueblo".

Es que Alzaga ya había modificado totalmente aquella buena relación que tuvo con Liniers en tiempos de la Reconquista y la Defensa. Era el jefe del Cabildo porteño, y lo embarcó en una postura de franca oposición al nuevo virrey. Y se sumó a ella, en Montevideo, el gobernador Francisco Javier de Elío, con medidas que terminarían separando definitivamente, desde entonces, al Virreinato de la Banda Oriental. No solamente dispuso Elío que se jurase fidelidad a Fernando VII antes que en Buenos Aires: además, intimó con insolencia a Liniers a que dejara el mando.

El virrey interino -de quien Montevideo dependía- resolvió expulsarlo del cargo, y designó para que lo reemplazase al capitán Juan Angel Michelena, quien no pudo cumplir tal misión. Un "cabildo abierto" en Montevideo desconoció la orden de Liniers y mantuvo a Elío en su puesto. Además creó una "junta de gobierno", presidida por éste, y la proclamó dependiente de la Junta Central de España.

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