No era el día para que los tucumanos festejen otra vez

No era el día para que los tucumanos festejen otra vez

Análisis por Tomás Gray - Redacción LA GACETA.

05 Abril 2009

Estaba escrito. No era el día de Tucumán. Durante el precalentamiento perdió a un jugador clave. Se desgarró Gabriel Ascárate. ¿Premonición? Los “naranjas” comenzaron bien, como para alejar cualquier tipo de fantasma y de a poco se fueron adueñando del partido. Jugaron el primer tramo muy concentrados y mantuvieron el control de la pelota. Se pusieron 9 a 3 a los 25 minutos. Pero a partir de ahí todo cambió. Los tucumanos perdieron la brújula del partido y dejaron crecer a Los Dogos. Casi sin darse cuenta, la final se les fue escapando de las manos. Comenzaron a aparecer las imprecisiones y las decisiones mal tomadas. Se jugó bastante mal con el pie y se les regaló la pelota a los cordobeses. Los locales se dieron cuenta de que tenían el triunfo al alcance de la mano y pusieron todo para lograrlo. En la segunda parte llegó el momento de la incertidumbre. Los cordobeses perdieron dos jugadores por tarjetas amarillas y el público vio venir la noche. Pero los “naranjas” no tuvieron la claridad necesaria para aprovechar la gran oportunidad  que se les presentaba y la dejaron escapar. Se perdió otra final. Esta vez parecía que estaba escrito. No era el día de Tucumán.

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