En busca de la escuela modelo siglo XXI

En busca de la escuela modelo siglo XXI

La comunidad educativa ha comenzado a discutir un documento que desnuda que el sector está en crisis, y que sólo mejorará si mejoran los indicadores sociales y culturales.Por Noralía Jabif - Editora de Educación.

07 Noviembre 2008

El Gobierno nacional ha abierto la discusión acerca de cuál modelo de escuela secundaria se pretende para este país, en el marco de la nueva Ley de Educación Nacional, que establece, entre otras cuestiones, la universalización de ese nivel. Universalización quiere decir "obligatoriedad" y no es un tema menor. En otras palabras, eso significa que el Estado ahora está obligado, por ley, a garantizar cada uno de los trayectos formativos de un chico, desde el jardín de infantes hasta su egreso del secundario.
Como en la Argentina existe la percepción de que la ley va por un lado (el de las ideas o el de las utopías) y la realidad va por otro, la sociedad no parece haber dimensionado la importancia de esta nueva norma. Lo que muchos se preguntan es cómo hará el Estado para retener en la escuela todos los jóvenes de hasta 18 años, si no es capaz de sostenerlos hasta edades más tempranas. La respuesta que llega desde el ámbito institucional es la misma que la que dicta el sentido común: que esa cuestión no sólo le incumbe al área educativa. Por ejemplo (uno entre tantos): que haya más chicos cursando el secundario en las áreas urbanas que en el campo, como lo muestran las estadísticas del Ministerio de Educación de la Nación, responde no sólo a razones estrictamente educativas sino, también a factores sociales, culturales y económicos.

Con calidad
En el bautizado "Documento preliminar para la discusión sobre la educación secundaria en la Argentina" se indica que la escolarización del nivel medio creció entre 1980 y 2000 más del 70 %; sin embargo, en el área rural, sólo poco más de la mitad de los chicos de entre 15 y 17 años van al colegio, mientras que en las ciudades el porcentaje trepa el 80 %.
El desafío, se señala en el mismo documento, no sólo consiste en universalizar la escolarización sino en lograr una escolarización calificada.
¿Cómo resolver esa cuestión desde el puro plano educativo, si vienen a la mente de esta periodista los treinta chicos de una escuela de San Javier que la semana pasada visitaron la ciudad de Tucumán y que contaban que, en muchos casos, caminan tres kilómetros para llegar a la escuela? ¿ y que pegan el faltazo obligado cuando los ríos están crecidos? ¿o que tienen en la escuela una PC de última generación, pero que la conectividad es cero, y que ni siquiera hay señal para los celulares?
El documento muestra con bastante crudeza el estado de la cuestión en la Argentina. Y no sólo es una radiografía estadística de algunos de los problemas centrales de la educación; además deja planteados para el debate algunos interrogantes que no son accesorios. Uno de ellos es si la escuela secundaria debe garantizar una buena formación básica, o si, en cambio, debe preparar al joven para su salida al mundo del trabajo. En vista de los resultados, la polémica Ley Federal de Educación sancionada durante el menemismo no garantizó ni lo uno ni lo otro.
Desde la Nación se ha decidido que el documento para la reforma del secundario sea debatido por toda la comunidad educativa de la Argentina, y para ello se han enviado miles de copias a los colegios de todo el país. En Tucumán ese análisis está en marcha, y el Gobierno provincial ha establecido que el 13 de noviembre se suspenderán las clases para realizar una jornada en la que se hará la síntesis -y el enriquecimiento, se supone- de lo analizado. En una discusión conexa, en los institutos de capacitación docente de Tucumán también se está tratando de definir cómo debe ser el perfil de la " maestra modelo 2009".
Los bocetos preliminares anticipan que ese modelo, hoy, cubre el perfil del "todo terreno", lo que debe implicar un mayor tiempo de capacitación y una mayor profesionalización del docente. Si ese cambio se concreta, ello significará restituirle al sector el prestigio que fue perdiendo en la última mitad del siglo XX. Pero lo obligará, a su vez, a reconocer que los adolescentes son sujetos muy complejos, que viven cuestionando los viejos criterios de autoridad tan caros al estereotipo de la maestra argentina modelo siglo XIX.

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