Jura popular de la Independencia

Jura popular de la Independencia

Entusiasta crónica del oficial sueco Jean Adam Graaner. Por Carlos Páez de la Torre (h) - Redacción LA GACETA.

JEAN ADAM GRAANER. Un retrato de época conserva la figura del sueco que estuvo en Tucumán al declararse la Independencia en 1816. JEAN ADAM GRAANER. Un retrato de época conserva la figura del sueco que estuvo en Tucumán al declararse la Independencia en 1816.
17 Septiembre 2008
Hemos recordado otras veces que un capitán del Estado Mayor de Suecia, Jean Adam Graaner (1782-1819), enviado del príncipe Bernadotte, estuvo en Tucumán en julio de 1816, es decir durante los días en que se juró la Independencia. El voluminoso informe del viaje, elevado posteriormente a Bernadotte, abarcaba todo el territorio de las Provincias Unidas. Su texto fue traducido y publicado por José Luis Busaniche en 1949.
En una de las varias páginas que dedica a Tucumán, Graaner describe la ceremonia del juramento popular de la Independencia. Este se realizó dos semanas después de la declaración de los congresales, el 25 de julio de 1816, en la zona de la ciudad donde había ocurrido la famosa batalla de 1812. Concurrió al acto "un pueblo innumerable", narra. "Más de cinco mil milicianos de la provincia se presentaron a caballo, armados de lanza, sable y algunos con fusiles; todos, con las armas originarias del país, lazos y boleadoras". Comentaba que la descripción de las boleadoras "me obligaría a ser demasiado minucioso, pero tengo ejemplares en mi poder".
Su vivaz crónica seguía. "Las lágrimas de alegría, los transportes de entusiasmo que se advertían por todas partes, dieron a esta ceremonia un carácter de solemnidad que se intensificó por la idea feliz que tuvieron de reunir al pueblo sobre el mismo campo de batalla donde cuatro años antes las tropas del general español Tristán fueron derrotadas por los patriotas". En ese lugar "juraron ahora, sobre la tumba misma de sus compañeros de armas, defender con su sangre, con su fortuna y con todo lo que fuera para ellos más precioso, la independencia de la patria".
Aseguraba Graaner que "todo se desarrolló con un orden y una disciplina que no me esperaba. Después de que el gobernador de la Provincia (se refiere al coronel Bernabé Aráoz) dio por terminada la ceremonia, el general Belgrano tomó la palabra con mucha vehemencia, prometiendo el establecimiento de un gran imperio en la América meridional, gobernado por los descendientes -que aún existen en el Cuzco- de la familia imperial de los Incas".

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