"Tiene las penas del pobre y más las de ser mujer"

"Tiene las penas del pobre y más las de ser mujer"

Por Valeria Totongi - Redacción LA GACETA.

05 Junio 2008
Tiene nombre de actriz. Cuando se lo puso, su madre seguramente soñaba con un futuro mejor para ella, o al menos uno distinto. Que no tuviera que limpiar las casas de otros, que no quedara embarazada a repetición desde la adolescencia. Que pudiera terminar la secundaria. Que lograra salir del barrio de calles embarradas y oscuras, ese adonde los taxistas no se animan a entrar después de las 10 de la noche. "Noooo, señorita...es peligroso. Usté parece una persona de bien, pero sus vecinos...", escucha cada vez que vuelve tarde a su casa y puede darse el lujo de gastar unos pesos en un remis.

Soñaba con estudiar computación. O inglés. Quizás conseguir un trabajo como secretaria, con uniforme de saquito y pollera, sentada frente a una computadora. Durante un tiempo parecía que iba a poder. Su papá había vuelto a casa, tenía trabajo. Ella pudo entrar al colegio parroquial del barrio vecino. Le iba bien, en primer año sólo se llevó dos materias.

Pero no hubo caso. Como una maldición gitana terminó por repetir la historia de su madre, la de su abuela, la de sus primas y vecinas.

Junto con su cumpleaños de 15 también llegó la noticia de que venía en camino su octavo hermanito, y el buen señor que -de tanto en tanto- oficiaba de padre otra vez se había tomado el palo.

Tuvo que salir a trabajar. Era la mayor, había que parar la olla. Como empleada doméstica, por supuesto, de qué más. Le pareció más cierta que nunca una frase que vio una vez en un afiche pegado en una pared del centro: "Son penas muy encimadas el ser pobre y ser mujer/ Trabaja toda la vida/apenas para comer./Tiene las penas del pobre y más las de ser mujer."

Ahora, casi 10 años y tres hijos después, la van a "poner en blanco". "La señora" le hizo el anuncio hace una semana. "Vamos a tener que hacer los papeles, Vanessa, así tenés obra social y aportes para la jubilación", le dijo.

Ella intuye que, en realidad, su patrona está medio asustada porque la pueden multar. Igual, se pone contenta. Le suena parecido a tener un trabajo de secretaria, con boleta de sueldo y todo. Va a cobrar lo mismo, va a pasar las mismas horas recogiendo medias tiradas en el suelo y rasqueteando el baño de una casa que no puede ni soñar con tener. Pero ya hace rato que ni sueña con esas cosas.

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