"Las mujeres inaguraron la escritura mística medieval"

La medievalista Blanca Garí cuenta que eligió ese momento histórico como objeto de estudio cuando descubrió que detrás del prejuicio de época oscurantista que el Renacimiento le había endilgado a esa etapa se escondía algo que ella quería entender.
Ese “algo” que descubrió la experta en historia medieval de la Universidad de Barcelona es el protagonismo femenino en la escritura mística de la Edad Media. “Ese algo que descubrí es una historia de las mujeres que no es exclusiva de mujeres, sino que dice algo sobre la historia de la humanidad”, explica la historiadora, que inaugurará hoy en la Unsta el posgrado sobre “Místicos y Místicas”.
“Cuando se habla de mística - por lo menos para la Edad Media- se piensa inmediatamente en mujeres y en hombres. En otros fenómenos históricos, la historia de las mujeres es una ‘historia aparte’. Pero la escritura mística medieval es un fenómeno nuevo en la cultura europea, que inauguran en parte las mujeres”, afirmó la doctora Garí, que se referirá a las beguinas, mujeres cristianas, contemplativas y activas, que dedicaron sus vidas tanto a la defensa de los desamparados, y enfermos como a una brillante labor intelectual que ahora empieza a ser conocida. El movimiento de estas mujeres -entre las que se destacan Hildegarda de Bingen, Hadejwijch de Amberes, Beatriz de Nazareth, Matilde de Magdeburgo y Margarita Porete-se extendió por Cataluña, Francia, Holanda, Renania, Baviera y generó fuertes reproches eclesiásticos.
“Hasta la Edad Media, el hablar de Dios se hace desde un plano intelectual. De repente irrumpe en la cultura europea, a partir del siglo XIII, la mística vernácula. Se habla de Dios partiendo de la experiencia de lo divino. Esa revolución coincide con un momento de relevancia del individuo, y una especie de descubrimiento de la experiencia”, dijo Garí, para explicar ese mundo de mística femenina.

Escritura con fuerza
“En la escritura de esas mujeres -continuó- hay un discurso sobre la experiencia religiosa como un hablar de sí mismo, para comprender lo divino en sí. Eso produce una escritura de una gran fuerza, que luego también encontramos en hombres que admiraron el descubrimiento femenino de la mística como mirada interior”. En ese sentido, explica, las beguinas “fueron un fenómeno claramente medieval: mujeres extraordinarias, surgidas en un momento de gran renovación espiritual alrededor de la pobreza voluntaria”.
“Significaba elegir los valores espirituales de la pobreza, que puede ser literal, pero que es siempre el medio hacia una pobreza interior como principio de libertad. Pobreza y libertad van unidos. Ello supone redescubrir los valores evangélicos de la pobreza como  modo de vida y como principio de libertad. La sociedad redescubre esos valores, así como la predicación, y el uso de la palabra para hablar de sí mismo. De ahí el valor de la escritura, unida a esos movimientos”, añadió. “Ellas eligieron vivir esos valores a partir de una vida religiosa no institucional. Fueron toda una novedad en el mundo medieval”.



Entre el 5 y el 7 de setiembre, en el Centro Cultural Rougés, Laprida 31, se dictará un curso de posgrado sobre “La filosofía de Ludwing Wittgenstein y la filosofía del lenguaje”. Estará a cargo del doctor en Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, docente de esa casa de estudios e investigador del Conicet, Samuel Manuel Cabanchik. También ha participado como expositor invitado en varias universidades extranjeras y es autor de numerosas publicaciones, libros y artículos sobre su especialidad.
Por informes, dirigirse al doctorado en Humanidades, oficina 112 de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, Benjamín Aráoz al 800, teléfono 410-7358, o a la Secretaría de Posgrado de la UNT, Buenos Aires 296, o al mail: [email protected].