Un foráneo que desconozca el contenido histórico y político del 9 de Julio bien podría ayer haber confundido la fecha con un 4 de junio, o con un 27 de agosto, por decir dos días al azar.

Algunas banderas “blanquicelestes” -colgadas en edificios oficiales o en domicilios particulares- podrían haber aportado significado a la fecha. Pero el tan mentado fervor patrio estuvo bastante ausente. Durante toda la jornada dominical; pero también, y sobre todo, durante las semanas previas.

Imágenes de un ciclo cumplido: reflexiones sobre el 9 de Julio

La prolongada indecisión, respecto de la visita del presidente, Alberto Fernández, ya devaluaba la efeméride. La ulterior confirmación de que el mandatario no vendría terminó de diluir el eventual entusiasmo.

Para colmo, el enviado del Poder Ejecutivo Nacional, Tristán Bauer, no alcanzaba para insuflar expectativas: si bien se trata de un ministro -de Cultura-, la cartera que conduce no figura entre las que más mueven el amperímetro político del país.

Así las cosas, el acto oficial por el 207° aniversario de la Declaración de la Independencia también resultó moderado. Incluso, hasta dio la impresión de que se trataba de algo que debía hacerse por mera obligación.

Apenas unos pocos “ciudadanos de a pie” por las calles. Mayormente, funcionarios de los distintos poderes del Estado, personal de seguridad, de las fuerzas armadas y periodistas. A diferencia de otros años, los dirigentes del oficialismo provincial no movilizaron; además, si alguien hubiese querido llegarse hasta la plaza Independencia o hasta la Casa Histórica por motu proprio se le habría complicado hacerlo, debido al paro de ómnibus.

A las 11 en punto, el gobernador, Juan Manzur, salió de la iglesia Catedral, tras haber oído la misa y el Tedeum del arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez. Y luego de dialogar brevemente con la prensa que lo esperaba afuera encabezó la comitiva de funcionarios, que caminó una cuadra y media por Congreso hasta el solar donde se llevó a cabo el acto central.

En el hall de entrada los recibió la directora del museo Casa Histórica de la Independencia, Cecilia Guerra Orozco. Sin detener la marcha, el contingente continuó hasta la Sala de la Jura. Allí se formaron Manzur, el vicegobernador -y mandatario electo-, Osvaldo Jaldo -con sus respectivas esposas-; Bauer; el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, Daniel Leiva; Guerra Orozco; el director de Educación Preuniversitaria del Ejército Argentino, Alfredo Massarelli, y el jefe del Comando de la Región IV de Gendarmería Nacional, Germán Carlos Wacker.

El tiempo que insume la entonación del Himno resultó mayor que el resto del acto. Se colocaron dos palmas de laureles, en homenaje a la gesta. La primera, correspondiente a Presidencia, fue llevada por los representantes de la Nación en el evento: Bauer, Massarelli, Wacker y Guerra Orozco. La segunda, en nombre de la Provincia, fue colocada por Manzur y por Jaldo. Seguidamente, los presentes firmaron el libro de ilustres visitantes, y culminó la ceremonia.

Los protagonistas demoraban la salida del espacio. La prensa los esperaba, mayormente apostada en un escenario armado para tal fin en el patio principal. Finalmente se conoció que la comitiva había decidido salir por el patio trasero, que da a calle 9 de Julio. Manzur, de hecho, fue el primero en dejar la Casa Histórica; cuando los periodistas llegaron hasta ese portón, el mandatario provincial ya se había ido.

Cuestionamiento

Y acaso en ese momento recién se salpimentó un poco el 9 de Julio, cuando Jaldo se refirió al faltazo del Presidente. El mandatario optó por participar de la inauguración de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner, en la localidad bonaerense de Salliqueló. Allí se iba a mostrar, entre otros, junto a la vicepresidenta, Cristina Fernández; junto al ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, y junto al jefe de Gabinete, Agustín Rossi; estos últimos, integrantes de la fórmula presidencial del oficialista Unión por la Patria.

Jaldo no menospreció aquel evento; por el contrario. Pero consideró que la participación del Presidente en las celebraciones del 207° aniversario del 9 de Julio de 1816 era prioritario.

“Hay una necesidad de habilitar en forma urgente esta obra en invierno. Porque estamos importando gas; y los países que nos están vendiendo están reduciendo los cupos para la Argentina, debido a la escasez de esta energía. En ese sentido, habilitar en gasoducto Néstor Kirchner tiene que ver con la soberanía nacional, con la independencia en el suministro de esta energía tan importante para mover nuestras industrias y para el domicilio de los vecinos. Es importante (también) que dejemos de importar gas, para que dejen de salir dólares, tan necesarios. Pero la prioridad debería haber sido Tucumán, y el Presidente debería haber estado acá”, reprochó Jaldo.

Destacó que si bien el 9 de Julio se declaró la Independencia en nuestra provincia, esta valió para todo el territorio nacional. “Lo digo convencido; nos hubiese gustado que el presidente, Alberto Fernández, hubiese estado acá, donde hace 207 años se dio el primer grito de libertad. Hoy somos capital de la Argentina, y el Presidente nos debería haber estado acompañando”, manifestó el mandatario provincial electo.