En la previa del partido con Nueva Chicago se pedía por medio de las redes sociales a los hinchas “santos” que asistieran en horario para darle un gran recibimiento al equipo en La Ciudadela. La posibilidad de quedar a dos puntos del líder Agropecuario, llenaba de expectativas a los fanáticos y por eso en la semana se organizó una colecta de papeles y bombas de humo, para darles el empuje necesario a los dirigidos por Pablo Frontini.

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Eran las 14.30 y la bienvenida al equipo empezaba a tomar forma. Desde la zona de plateas se entregaban revistas cortadas y hasta las boletas que sobraron de las pasadas elecciones provinciales, mientras que en otro sector se inflaban los globos tubulares. En la popular de Pellegrini se podía apreciar como iba formándose la bandera rojiblanca y en el campo de juego un par de hinchas encendían las latas de humo. En tanto que el sector de Bolívar exhibía cuatro banderines enganchados en el alambrado, tal como sucedía durante el último paso de San Martín por la Liga Profesional.

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La mayor emoción de la jornada llegó alrededor de las 15.07. Entre papelitos que volaban, una bandera enorme -con el escudo del club, la figura del icónico Malevo y la leyenda “Ciudadela”- apareció el plantel vestido todo de negro. Si bien la indumentaria era visitante, se sintió la localía más que nunca. “Santo mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo”, era el grito desaforado de miles de almas que pedían un plus del equipo, y sobre todo, una victoria.

Tan grande fue la magnitud del recibimiento que en ese instante todos sacaron los teléfonos para inmortalizar el momento. Los dos equipos se perdieron entre los colores rojiblancos, dejando a entender que La Ciudadela se había transformado en una verdadera olla de presión.

A pesar del 1-1, los hinchas despidieron al equipo entre aplausos -sobre todo a Brian Andrada- y agradecieron la entrega del plantel hasta el último minuto.