En abril de 2020, María experimentó una verdadera pesadilla. Su hermana falleció por dengue. Y pocos días después ella también empezó a sentir los síntomas de la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti. Por la gravedad de su cuadro (tenía un dolor insoportable en los huesos y no podía parar de vomitar), la internaron en un sanatorio. Después de esos episodios, nunca nada fue igual en la vida de esta tucumana, que actualmente tiene 31 años. “Trato de dejar atrás todo eso y vivir lo más normal posible. Pero no es fácil”, explica la joven, y pide que se reserve su identidad.

La nueva epidemia de dengue que hoy castiga a nuestra provincia (hay casi 7.000 casos y tres fallecidos) despertó el miedo de muchas personas que ya sufrieron la patología en los anteriores brotes. Saben que una reinfección les podría causar una enfermedad grave. Por eso, muchos de ellos viven poniéndose repelente, ahuyentando mosquitos y tienen la esperanza de que se apruebe una vacuna que los libere de ese temor que sienten.

“Tengo una gran preocupación y siento impotencia al ver que prácticamente no se hace nada para evitar o prevenir la propagación del mosquito; creo que las campañas de prevención llegan tarde”, remarca María. Ella convirtió al repelente en un aliado esencial para su vida. “Lo uso todo el tiempo; elijo los más fuertes, los que protegen por 12 horas. Descubrí que es lo único efectivo para evitar la picadura”, resalta. Pero también cambió otros hábitos: “me pongo ropa larga así haga mucho calor y mantengo mi casa limpia, sin objetos en desuso ni recipientes que puedan acumular agua”, describe.

“Tengo temores, pero trato de mantenerme calmada para no entrar en pánico”, apunta la mujer, que vive en un barrio de la zona sur de la capital. “Por otro lado, al haber tenido la enfermedad uno ya está un poco más atento a los síntomas y sabe cuándo ponerse o no en alerta. Si vuelvo a sentir dolor de cuerpo de manera repentina, dolor de cabeza y fiebre voy inmediatamente al médico”, añade.

Según María, el dengue fue la peor dolencia que sufrió. “Me quedaron secuelas. Tengo problemas en el hígado (por la medicación), sensibilidad en la piel, y perdí prácticamente la fuerza en las extremidades”, cuenta.

El cuerpo se iba a quebrar

Para Natalia, el miedo es mayúsculo. Ella tuvo dengue en 2009 y en 2020. “La primera vez la pasé muy mal. Sentía que mi cuerpo se iba a quebrar. Once años después, lo que tanto temía se hizo realidad: otra vez me había infectado el mosquito. El médico me advirtió que la segunda vez podía tener dengue hemorrágico. Por suerte, aunque sentí mucho dolor y la pasé mal, no fue grave”, detalla la mujer de 44 años, que vive en Lules y no quiere dar su apellido por miedo a perder su trabajo como empleada municipal.

Pasa el día poniéndose repelentes y usando insecticidas. “Es que la zona está repleta de casos de dengue. Todos mis vecinos se enfermaron. Me dijeron que es muy peligroso si me vuelvo a infectar, y hay mosquitos por todos lados”, señala. Luego, enumera otros hábitos que adquirió: ya no tiene platos debajo de las macetas, puso el bebedero del perro adentro de la casa y cambia a diario el recipiente en donde cae el agua del aire acondicionado.

En el departamento donde viven los Lescano, frente al hospital Centro de Salud, pusieron ocho metros de tela mosquitera para cubrir todo el balcón y evitar que entren mosquitos. Según cuentan, les resulta imposible poder olvidar lo que sufrieron en 2020, mientras cumplían la cuarentena por la covid -19. “Fue de terror. Mi hija Lucía tuvo fiebre de más de 40 grados, su cuerpo se llenó de pequeñas ronchas rojas y sufrió una terrible picazón. Tenía la presión muy baja. Le hicieron análisis de sangre y su nivel de plaquetas había descendido mucho así que tuvimos que internarla”, recuerda la mamá, Lucrecia.

Ahora, toda la familia usa repelente. También Lucrecia se informa sobre la cantidad de casos y revisa en el departamento y en toda la cuadra que no haya recipientes acumulando agua. “En la puerta del edificio había envases cortados que aparentemente ponían los porteros para los perros de la calle. Estaban sucios y tenían larvas de mosquito, así que los tiré. Les dije que si ponían bebederos de nuevo, se encarguen de cambiar el agua todos los días”, cuenta. La esperanza que tienen en su casa para vivir más tranquilos es que se apruebe una vacuna.

Inquietud

Una de las cuestiones que más inquieta también a los médicos por estos días es que los pacientes sufran dengue grave. Este año está circulando un nuevo serotipo de dengue: el DEN 2. En el 2020 circularon el DEN 1 y el DEN 4. En los pacientes que ya se vieron afectados por un serotipo, si se contagian de nuevo con otro serotipo pueden aumentar las posibilidades de desarrollar cuadros más severos de la enfermedad.

¿Qué puede pasar con una reinfección? El médico del hospital Padilla, Juan Manuel Núñez, explicó: “el organismo, paradójicamente, con una reinfección tiene una fuerte reacción inflamatoria, produce una respuesta exagerada que causa la ruptura de las plaquetas y la fuga de plasma”.

El virólogo Adrián Díaz amplió: “si te infectaste con el serotipo 1 y luego con el 2, tu cuerpo piensa que es el 1. Por lo tanto, produce anticuerpos contra el serotipo 1, que no protegen contra el 2. A través de una serie de mecanismos, ese anticuerpo facilita la entrada del virus en sus propias células agravando la enfermedad”.

Los profesionales aclararon, no obstante, que todas las personas deben tomar las mismas precauciones y cuidarse de la misma manera porque el dengue grave puede ocurrir incluso con una persona que se infecta por primera vez y ocasionar hasta la muerte por una falla multiorgánica. Por eso es fundamental, según dijeron, buscar ayuda ante los primeros síntomas (dolor de cabeza y del cuerpo, fiebre alta, vómitos) y no automeduicarse.

Medidas de prevención:

- Mantener tapados los tanques y recipientes que colectan agua o pueden recolectarla si llueve.

- Cambiar el agua de los floreros, platos bajo macetas, colectores de desagües.
- Cambiar el agua de los bebederos de animales cada tres días lavándolos con detergente y esponja.

- Mantener limpias y cloradas o vacías las piletas de natación fuera de la temporada.

- Mantener los patios desmalezados y destapados los desagües de lluvia de los techos y eliminar el agua de los huecos de los árboles.

- Colocar mosquiteros en puertas y ventanas, proteger cunas y coches de bebe con telas mosquiteras.

- Evitar picaduras de los enfermos para evitar la propagación de la enfermedad, utilizando repelentes o insecticidas.

Síntomas:

- Anorexia y náuseas.

- Erupciones cutáneas.

- Cefalea y/o dolor retro ocular.

- Malestar general, dolor articular, dolor muscular.

- Disminución de glóbulos blancos y plaquetas.

- Manchas rojas en la piel.

- Diarrea, vómitos.