El economista se desempeñaba como consultor privado en temas de economía y finanzas. De hecho, los análisis económicos de Gabriel Rubinstein, elaborados en su estudio, GRA Consultora, son la fuente de asesoramiento tanto de políticos como de empresarios, y suelen ocupar el podio en el ranking de consultoras que realizan proyecciones de mercado, tal como releva mensualmente el Banco Central.

Entre 2002 y 2005, durante la gestión de Roberto Lavagna como ministro de Economía, Rubinstein, fue representante del Banco Central .

En el sector privado, se desempeñó como director Ejecutivo Bolsa Comercio de Buenos Aires y como coordinador General de Estudio Broda, de otro reconocido economista.

Rubinstein también es columnista habitual en artículos en diarios, revistas y medios especializados, y también es autor de papers académicos y del libro “Dolarización, Argentina en la Aldea Global”, publicado en 1999.

Poco antes de la llegada de Massa a la cartera de Economía, escribió el informe de tapa de la revista Noticias, titulado “A dónde va la economía”, en el que planteaba escenarios probables en el marco de crisis económica, así como también metas fiscales y de gasto público.

Reacción

La designación de Rubinstein como viceministro se percibió ayer en el mercado y entre los economistas como positiva, por tres aspectos: el equipo tendrá un diagnóstico adecuado sobre los problemas macro; que Massa cuenta con el poder de elegir a los integrantes de su equipo, y que Cristina Fernández es consciente del riesgo de hiperinflación en el que ingresó el país en el último trimestre, al aceptar a Massa y luego a Rubinstein.

En la mayoría de los análisis de los especialistas, la pregunta que repica es si el economista y consultor tendrá poder, ya que el antecedente de Martín Guzmán y Matías Kulfas, dos ex funcionarios críticos de la gestión de Cristina (2011-2015), terminaron administrando una política económica de similares características.

Por eso, la duda es si Rubinstein “¿será quién diseñe la política económica?, o simplemente hará los números de una política diseñada por otros para interactuar con el FMI.

Lo que escribió

Volviendo a lo que publicó el flamante viceministro unos días atrás, sobre “A dónde va la economía?, mencionó algunos de los lineamientos que seguramente planteará en el Gabinete y ante quien aparece como figura política al frente del nuevo megaministerio, pero que no es economista. En esa columna, Rubinstein enumeraba su plan.

Primero, una efectiva baja del déficit fiscal. “Los anuncios de control de caja (cuenta única) y congelamiento de vacantes en organismos descentralizados, posible aumento de recaudación por revalúo inmobiliario y subas de tarifas de gas y luz (la compleja y posible de ser judicializada segmentación de tarifas), no alcanzan para convencer, como para estar tranquilos que se habrá menos emisión monetaria por el déficit, continuidad del acuerdo con el FMI, etc. Se necesitaría una hoja de ruta más certera sobre las cuentas fiscales, desde ahora hasta fines de 2023”.

Segundo: “Mejor accionar en el frente externo. Se van autorizando más importaciones y relajando requisitos de financiación de éstas. Pero con eso no alcanza. Son muchas las dudas y muchas empresas, se ven obligadas a usar sus propios dólares para importar, los que son valuados al dólar MEP o CCL. Y muchos, aun los que acceden con cierta fluidez al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), ante la incertidumbre, venden su mercadería a dólar ‘celeste’: mitad blanco (oficial), mitad ‘blue’. Esto no debe seguir así. Mucho mejor, en la emergencia, sería definir pagos que se cursaran por el mercado llamado MULC (para la importación de toda clase de bienes y servicios) y crear un segundo mercado (algo vinculado con el MEP), donde se puedan cursar el dólar ahorro, turismo, tarjetas y, si fuera necesario, consumos suntuarios”.

Tercero. “Consolidar la mejora en el mercado de pesos. A mi juicio, el BCRA obró bien en comprar bonos emitiendo dinero. Y luego, dado que esa nueva emisión recala en los bancos (porque hay cepo), absorber esa expansión aumentando las Leliq. En suma, salen de circulación bonos del Tesoro (quedan como activos del BCRA) y entran en circulación más Leliq. Todo es deuda estatal. Si no se hubiera hecho esto, en las próximas licitaciones, por las altísimas tasas de interés (CER + 15% anual o más), el Gobierno no hubiera podido colocar nada y sin emisión de pesos, debería haber ‘reperfilado’ la deuda (default). Entonces, el CCL hubiera ‘volado’ más, ya que muchos depositantes se hubieran asustado y retirado sus fondos para comprar dólares”.

Y cuarto. “Adecuadas políticas de ingresos. Administrar suavidad en las indexaciones de precios y salarios en este desorden es muy difícil. Pero, si el Gobierno está convencido de que bajará el déficit fiscal, y congruente a ello, disminuirá la inflación, debería ser muy cuidadoso con la suba de salarios, dólar, y los ‘precios cuidados’”.