Solos no podían. Juntos ha sido la estrategia para recuperar el poder. El oficialista Frente ya no es de Todos porque la negociación del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dejado a la mesa chica de la coalición renga, con la pata principal sin fuerza, con otra que la hace tambalear y con las otras dos que ayudan a pivotear la situación de tal manera que no se rompa.

La Casa Rosada ha ganado la primera batalla; la interna y la externa. En la Cámara de Diputados, su titular Sergio Massa ha logrado que el acuerdo para reestructurar la deuda de U$S 44.000 millones que la Argentina mantiene con el Fondo suba el primer escalón. Esta semana que se inicia tendrá otra prueba, la del Senado, que es conducido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que, paradójicamente ha llevado a Alberto Fernández a la Presidencia y hoy le cuestiona abiertamente sus políticas a través de La Cámpora.  

La interna es cada vez más evidente. Los dardos vienen y van, en medio de un debate por las pedradas al despacho oficial de la titular del Senado. La oposición prefiere mantenerse al margen de esas cuestiones, aunque advierte que el ataque al Congreso pudo estar armado o, al menos, motorizado por el propio kirchnerismo.

La puja continuará, mientras la Casa Rosada intenta que no llegue a niveles más elevados que compliquen aún más la gobernabilidad del presidente de la Nación. El jefe de Estado se apoya en dos alfiles que, al gestarse la fórmula presidencial que llevó al Frente de Todos al poder en 2019, fueron protagonistas: el actual jefe de Gabinete y gobernador de Tucumán, en uso de licencia, Juan Manzur, y el presidente de la Cámara de Diputados. Ambos estuvieron en esta provincia el viernes anterior a la votación del acuerdo con el FMI y diseñaron en la residencia de Manzur en Yerba Buena la estrategia para captar la mayor cantidad de adhesiones posibles al entendimiento con el FMI, a sabiendas de que La Cámpora pondría palos en la rueda.

Manzur, más que Massa, ha quedado en medio de la línea de fuego entre albertistas y cristinistas o kirchneristas duros. Sin embargo, el tucumano pensó que esta era la oportunidad para emerger luego de un verano de frialdad en las relaciones con el Presidente. La impronta manzurista entre gobernadores, sindicalistas y empresarios quedó en evidencia en la logística para reunir voluntades en favor del proyecto oficial. El martes pasado, una docena de gobernadores fue al despacho de Manzur en la Rosada y allí esperaron al Presidente, que salió de una puerta que comparte con el jefe de Gabinete. Tras los saludos, el tucumano le pidió a sus pares de otras provincias que se suban a una combi oficial que los trasladó directamente al Congreso. Allí, con Manzur a la cabeza, fueron recibidos por el otro operador oficial: Massa. Éste explicó cómo estaba la situación del proyecto y, posteriormente, los mandatarios, entre ellos el tucumano Osvaldo Jaldo, participaron del plenario de comisiones parlamentarias. Fue llamativa la ausencia de gobernadores cercanos al kirchnerismo como el bonaerense Axel Kicillof, el formoseño Gildo Insfrán, el chaqueño Jorge Capitanich, y el santiagueño Gerardo Zamora. Los dos últimos habían emprendido viaje al exterior en misiones oficiales.

Según el analista político Sergio Berensztein, la escasa credibilidad y la baja imagen de gestión obliga a Alberto Fernández a asentarse en dos dirigentes con fuertes conexiones con los gobernadores, con los sindicalistas, con empresarios y con intendentes bonaerenses, como son Manzur y Massa. “Al PJ no le sobran operadores que resulten potables para encarar un diálogo intersectorial”, dice a LA GACETA. El consultor cree que La Cámpora no es una fuerza gravitacional que pueda cambiarle el rumbo al Gobierno. “Sus referentes son como aquellos boxeadores que tiran golpes que terminan siendo manotazos al aire”, ejemplifica. En esa orientación, el poder de fuego de esa agrupación que lidera Máximo Kirchner estará dado por los espacios que el mismo Gobierno le da en algunas reparticiones públicas. “Hoy por hoy, ni Cristina Fernández, ni Máximo Kirchner ni Eduardo “Wado” de Pedro tienen la proyección que se necesita para llegar a la presidencia en 2023, aunque todos ellos miran con atención la elección que se viene”, analiza.

Julio Burdman, director de Observatorio Electoral, suma a la triada de gestores al titular del bloque oficialista en la Cámara Baja, Germán Martínez, que también tuvo rol protagónico para que el acuerdo con el FMI pasara por el tamiz en Diputados. “El éxito de estos negociadores se ha dado en el momento de la votación. No creo que el oficialismo se haya roto. Sí considero que se formalizó el lanzamiento de una línea interna disidente al Gobierno dentro del oficialismo”, puntualiza el doctor en Ciencia Política. Burdman expresa a LA GACETA que La Cámpora y el núcleo más duro del kirchnerismo continuará con los cuestionamientos hacia la gestión oficial en la medida que no satisfaga sus intereses políticos sectoriales. “Indudablemente que esta formalización de la línea interna del Frente de Todos desembocará en las elecciones de 2023, con intereses encontrados con la Casa Rosada”, augura. E insiste que, en la actualidad, no se puede hablar de ruptura porque el peronismo, principal fuerza de la coalición oficialista, ha tenido este tipo de episodios en el pasado que, al no resolverlos, terminaron cediendo el poder a otras fuerzas políticas.

En diputados

La aprobación llegó con el acompañamiento opositor

En una maratónica sesión que se extendió por 13 horas, la Cámara de Diputados aprobó el viernes por amplia mayoría el proyecto de ley que ratifica el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, trabajó en la búsqueda de consensos con la oposición: el acuerdo enviado por la Casa Rosada recibió 202 votos positivos, 37 negativos, 13 abstenciones y 4 ausentes. Máximo Kirchner, el conductor de La Cámpora, se ausentó durante toda la sesión pero apareció a último momento en su banca para marcar su voto de rechazo. En el oficialismo, el grueso del bloque acompañó el acuerdo con el FMI, pero hubo 41 legisladores, entre ellos los kirchneristas más duros, que se repartieron entre 28 votos negativos y las 13 abstenciones.

De Cristina

Un video y la “Inmensa pena”

Tras los graves incidentes que se registraron fuera del Congreso, la vicepresidenta Cristina Kirchner mostró los destrozos que provocaron las pedradas en su despacho y lamentó que sintió “otra vez... inmensa pena”. A través de un video publicado en redes sociales, la titular del Senado relató que al momento del ataque se encontraba allí con su hijo y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner; y los senadores Anabel Fernández Sagasti y Oscar Parrilli.  “Paradójicamente fue mi despacho el que atacaron. El despacho de quien hizo frente a los Fondos Buitres, quien mantuvo fuera del país al FMI, cumpliendo el legado de mi compañero, Néstor Kirchner, y que además construyó con su decisión el Frente de Todos, que permitió derrotar a Mauricio Macri. Paradójicamente, o intencionalmente...”, dijo en el video.

En el Senado

La Rosada buscará negociar con moderados de la oposición

La Casa Rosada propiciará en el Senado de la Nación, presidido por Cristina Fernández de Kirchner, un otro “pacto de moderados” con miembros de Juntos por el Cambio (JxC) con la idea de que el acuerdo con el Fondo prospere y sin sorpresas propias de la interna oficial. Esa negociación ya se observó  en Diputados. Se estima que, de los 35 legisladores que integran la fuerza oficialista, un mínimo de 20  votarán afirmativamente, con un máximo de 15 rechazos o abstenciones. Esto obligará al Gobierno a mirar con detenimiento la postura opositora, ya que Juntos por el Cambio cuenta con 33 parlamentarios. “Nosotros vamos a recibir la media sanción con un mandato partidario de la Mesa Nacional de votar afirmativo como lo hizo la gran mayoría de nuestros diputados”, aseguró Humberto Schiavoni, titular del bloque PRO de la Cámara Alta.

Cortocircuito

Cruces en el oficialismo

El secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, criticó al Gobierno frente al ataque al despacho de Cristina Kirchner. “Aturden el silencio y la parsimonia del Gobierno frente al ataque al despacho de la vicepresidenta”, escribió el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense en su cuenta de Twitter. La respuesta no tardó en llegar y fue el propio ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, el encargado de constarle a Larroque, por la misma vía. “Querido Cuervo, `te aturde el silencio y la parsimonia´ del gobierno ante el ataque a oficinas de Cristina pero ¿sabes una cosa? No es así. Ante la agresión, el Presidente se comunicó con Cristina y un colaborador interesándose por la situación y poniéndose a disposición”, remarcó. Y dijo luego que él mismo se encargó de la cuestión.

Paños fríos

Las conversaciones con el binomio presidencial

El presidente del bloque de senadores del Frente de Todos, José Mayans, se reunió el jueves en Casa Rosada con el presidente Alberto Fernández y, en el Congreso lo hizo con la vicepresidenta Cristina Kirchner, que le dio luz verde para acelerar el trámite en el Senado. Tras esos encuentros, el formoseño convocó al bloque oficialista a una reunión para mañana, antes de la exposición del ministro de Economía Martín Guzmán prevista en la comisión de Presupuesto. Ahí, según trascendió, llevará un mensaje claro: respetar las convicciones de cada compañero, no presionar a nadie ni entrar en discusiones. En otras palabras, priorizar la unidad del bloque. Por las dudas, los gobernadores estarán atentos al celular por si el jefe de Gabinete, Juan Manzur, decide convocarlos nuevamente para apoyar el proyecto y, así, evitar el default del país ante el FMI.

Oposición

Dudas por el ataque

El diputado por Avanza Libertad, José Luis Espert, deslizó ayer la posibilidad de que, detrás de los ataques al Congreso, hasta estado la mano del oficialismo. “Estábamos discutiendo una ley, no discutíamos el fin de la humanidad. Me parece que hay un guiño del kirchnerismo que siempre linda con la delincuencia. Condeno a los violentos y defiendo absolutamente a la Policía que intentaba poner orden”, opinó el economista acerca de los ataques a piedras y botellas contra el Parlamento.
En ese sentido, Espert analizó que la presunta complicidad del Frente de Todos con los manifestantes está ligada a la decisión del gobierno nacional de no vallar el Congreso previo a la sesión de “un tema sensible”, como lo es las cláusulas del acuerdo por la deuda de U$S 45.000 millones con el FMI. “No entiendo cómo no se valló el Congreso el día anterior”, se preguntó el economista.