La operatoria.- Una persona o un grupo entregaba una suma de dinero a cambio de una suculenta tasa de interés, ya sea en pesos o en dólares. Firmaba un contrato en el que establecía que durante seis meses recibirán el pago de los intereses y, si lo deseaban, el capital que habían entregado. En la moneda nacional, pagaban entre un 10% y un 23%, según el monto. Por ejemplo, si alguien entregaba $500.000, cada 30 días, durante seis meses, recibía $50.000 ($300.000 en total durante todo el acuerdo) y cumplido el plazo, podía retirar los $500.000 o seguir invirtiendo.

Gran atractivo.- Las inversiones en dólares eran mucho más tentadoras para quienes buscaban acrecentar sus ahorros. La empresa ofrecía un 15% promedio a los que les entregaban sus billetes verdes, eso sí, tenía que estar en perfecto. El periodista de LA GACETA Marcelo Aguaysol recordó que un bono del Tesoro de Estados Unidos puede rendir un 2% anual.

La firma Adhemar está comprometida con los pagos

Caída.- Bacchiani decidió invertir el capital que manejaba (el dinero de sus ahorristas) comprando bitcoins cuando cotizaban a U$S 38.400. A los días, su valor cayó a U$S 32.300 y si bien tuvo un importante repunte en los últimos días, por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, tuvo un nuevo e importante desplome.

Video: el CEO de Adhemar Capital tuvo que salir de su casa custodiado por la Policía

Condiciones.- Después de la crisis, los ejecutivos ofrecieron a sus clientes un nuevo acuerdo. Les habrían propuesto dejar en suspenso el pago de los intereses de febrero y firmar otro acuerdo, también a seis meses, pero con una tasa mucho menor. Además contemplaba que al finalizar el convenio, se les entregaría el capital. Los que sólo pretendían retirar la totalidad de los montos que habían invertido, se les habría propuesto devolvérselas en cuotas.

La trama secreta del tropezón de la financiera Adhemar

Perfil.- Edgar Adhemar Bacchiani es un ejecutivo que se especializa en las criptomonedas. Tiene 45 años, dijo haber nacido en Buenos Aires y es fanático de River. Le dicen “El Pelado”l.

Historia.- Llegó hace poco más de tres años a Catamarca, donde instaló la sede central de la empresa, aunque algunas versiones indican que habría tenido una traumática experiencia en Mendoza. En las calles catamarqueñas se roba las miradas cuando transita con una Ferrari. “2° mes con mi hermosa. No hay nada más hermoso en el mundo”, escribió Bacchiani cuando publicó la foto del vehículo de altísima gama. El ejecutivo es dueño de las franquicias Medialunas Calentitas Cat, Papanato y Oh My Veggi, que operan en tierras catamarqueñas. Además, según los datos que divulga en las redes sociales, es dueño de la ferretería Mi viejo y del boliche Wika Club.