La ciencia es un campo célebre de desigualdades de género donde todavía las mujeres están muy lejos de las oportunidades que tienen los varones. Y el esfuerzo mundial llevado adelante para tratar de mitigar aquel desequilibrio se topó con un escollo inesperado: el coronavirus. El confinamiento provocado por la pandemia agravó la brecha, según un estudio desarrollado por los tesistas de grado Francesco Angeli y María Agostina Zulli en el ámbito de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán, cuyo título en inglés es “The leaky pipeline problem, Covid-19 & Big Data. The impact of the pandemic on the gender gap in research production” (la traducción sería “El problema de la tubería con fugas, la Covid-19 y el Big Data. El impacto de la pandemia sobre la producción científica en términos de género”). La investigación advierte que disminuyó el nivel de publicaciones de las científicas en la pandemia a partir del análisis de datos referidos a 8.3 millones de autores procedentes de 206 países en el período comprendido entre el primer trimestre de 2015 y el segundo de 2021. El proyecto implicó la construcción de una base de datos con la aplicación de una metodología novedosa, que será útil para futuras indagaciones.

Las científicas producen menos del 30% del conocimiento recientemente publicado en las ciencias duras, las ingenierías, la tecnología, las matemáticas y la economía. “Antes de la pandemia, se puede ver una tendencia de mejora en esta desigualdad que continúa y hasta crece ligeramente durante 2020. Sin embargo, los datos revelan una caída abrupta durante el primer trimestre de 2021, con una pequeña recuperación en el segundo”, indican Zulli y Angeli. El retroceso equivaldría a una pérdida de cuatro años en la lucha por la igualdad (se informa por separado). Uruguay y la Argentina presentan las brechas de género más pequeñas halladas en América del Sur mientras que Indonesia se destaca como el país menos dispar en Asia. El estudio ratifica el descubrimiento previo que estableció que hay mayor paridad en las naciones con menos producción científica.

“Las cuarentenas ligadas a la covid-19 impusieron cambios en los esquemas y rutinas familiares, situación que probablemente intensificó los roles de género tradicionales. Los científicos no quedaron exceptuados”, explican los autores. En esa línea, un sondeo reciente entre 4.500 investigadores principales europeos y estadounidenses reveló que las mujeres y los científicos con hijos destinaron menos tiempo a la investigación que los varones y quienes carecen de familiares a cargo.

El virus empeoró la “enfermedad preexistente” en términos de género, fenómeno que en el medio científico se denomina metafóricamente leaky pipeline problem. Las causas de la desigualdad son variadas, según Zulli y Angeli, que trabajaron con la supervisión de los profesores universitarios Alejandro Danon y Carolina Ortega. “Aunque existe un debate en marcha acerca de las razones, las que mejor explican la fuga han sido atribuidas a la falta de mentoras; las responsabilidades familiares debidas a la feminización del trabajo doméstico y la maternidad; los desafíos existentes para llegar a posiciones jerárquicas, y sesgos implícitos e inconscientes como, entre otros, el ‘Efecto Matilda’”, refieren. El “Efecto Matilda” es el prejuicio que atribuye los méritos de las científicas a sus pares varones y lleva ese nombre como homenaje a la feminista estadounidense Matilda Joslyn Gage (1826-1828).

Física está puntera

La tarea de los tesistas tucumanos incluyó la elaboración de una base de datos única que posibilita analizar la información de una manera multidisciplinaria y hacer comparaciones entre países. La fuente dispone de títulos de publicaciones; nombres de revistas y de científicos que firman los artículos; género; país de residencia y cargo. La metodología aplicada requirió la consulta a diversos motores de búsqueda y grandes repositorios de información. La base resultante a partir de la utilización de las tecnologías y principios asociados al Big Data está completamente abierta para su consulta y aprovechamiento por parte de los interesados.

Del corpus se desprende que física (16,4% de artículos) es la disciplina que mayor número de publicaciones exhibe en el plazo considerado (2015-2021) seguido por bioquímica (13,9%); geología (13,4%); geografía (11,1%) y ciencias de la computación (10,5%). El resto de la producción pertenece a las matemáticas (8,8%); las ingenierías (6,9%); química orgánica (6,2%); estadística (2%); ciencias de datos (1,5%) y economía (0,9%).

Física es también el campo donde, en promedio, menos mujeres participan en la investigación académica, con casi el 20% de los artículos publicados en el período. El abismo es también profundo en matemáticas y las ingenierías, donde las científicas firmaron el 22% de las publicaciones detectadas. Biología molecular, bioquímica y geografía son las áreas donde hay mayor participación femenina: las científicas constituyen entre el 35 y el 38% del total de autores.

Los tesistas tucumanos observan que la subrepresentación de las mujeres en la ciencia significa un desaprovechamiento de grandes talentos con consecuencias para la manera en la que se piensan y resuelven los problemas. Y añaden: “si la ciencia trata sobre la construcción de conocimiento sobre el funcionamiento del mundo, la habilidad para identificar las cuestiones y preguntas fundamentales desde diferentes perspectivas ayuda a generar respuestas más completas y robustas”.