No es muy difícil imaginar qué sería la vida sin ella que no solo es un espejo de lo que construimos, sino también un alimento cotidiano, aunque no lo percibamos. “La palabra lleva el significado de la cultura, que es sembrar. La cultura es todo lo que existe, que no ha dado la naturaleza. El hombre ha creado la segunda naturaleza. La primera es la vida, todo lo que existe vivo, y el hombre ha creado lo que existe sin vida. Del árbol ha creado la mesa, del hierro el avión, el auto... El primer día que el hombre se ha puesto una piel porque le hacía frío ha creado la cultura, porque cultura es todo: política, educación, ciencia, eso no lo ha dado la naturaleza”, dijo el poeta santiagueño Alfonso Nassif en el cierre del XXIX Encuentro Nacional de Poetas y Cantautores “Manuel Aldonate”, que se realizó en Monteros.

Pero no siempre los hacedores de la cultura son valorados por la clase dirigente. Hace pocos días, en nuestra sección Cartas, un lector recordaba que en 2017, el intendente Alfaro se comprometió públicamente a reglamentar la Ordenanza 4.300, aprobada por el Concejo Deliberante. “Esta posibilitaría a representantes de la cultura tucumana, en virtud de su aporte artístico evaluado por una exigente Comisión ad hoc, a percibir, luego de cumplir 60 años, de un ingreso mensual equivalente al de un empleado municipal. Tal medida ayudaría, a quienes han dedicado su vida a promover nuestra cultura, de afrontar una vejez más tranquila y menos desprotegida”, escribió el dramaturgo Carlos Alsina.

Durante mucho tiempo, Tucumán tuvo siempre la hegemonía en el NOA, sin embargo en este asunto cultural, la provincia de Jujuy fue la adelantada y dos años después, le siguió Salta. En 1987, su gobierno promulgó la ley Nº 6.475 de Reconocimiento al Mérito Artístico por la cual se otorgaba una retribución vitalicia a creadores de su provincia, independientemente de la percepción de cualquier otro beneficio. Para ello era necesario tener 55 años y justificar una obra importante a través de publicaciones, grabaciones y distinciones.

En 1994, el entonces legislador Gumersindo Parajón presentó un proyecto de ley sobre el régimen provincial de reconocimiento al mérito artístico que enmoheció en los cajones de la Comisión de Educación. La sesión legislativa del 30 de mayo de 1997 lo pasó a archivo. Cuatro años después, los ediles capitalinos insistieron y el 17 de marzo de 1998 sancionaron la ordenanza Nº 2.662 de “Distinción y reconocimiento a la trayectoria artística”, con carácter de premio vitalicio. La iniciativa pertenecía al entonces concejal Jorge Uasuf. Fue incluso promulgada, pero nunca puesta en práctica. El 21 de diciembre de 1999, los ediles derogaron la norma mediante la ordenanza Nº 2.883. En septiembre de 2010, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad la iniciativa por cual se creaba la “Distinción y reconocimiento a la trayectoria artística” con carácter de premio vitalicio. En los fundamentos de la iniciativa del edil José Luis Avignone, se mencionaba que podían acceder a la distinción los artistas visuales, escritores, compositores, directores de orquesta y corales, lutieres, que debían tener un mínimo de 60 años.

La pandemia mostró que uno de los sectores más perjudicados y desprotegidos fueron los hacedores de cultura, especialmente los independientes. Otras provincias con menor tradición cultural que Tucumán se han ocupado por proteger a sus artistas. La nuestra está en falta.