En el primitivo Cabildo ocurrieron grandes cosas. Era de ocho arcadas y en él el 25 de junio de 1810, Tucumán se decidió por la libertad; en él el 22 de julio de 1816, en solemne ceremonia, el pueblo de Tucumán juró por Dios y por la señal de la Cruz defender de independencia de la Patria hasta con su vida, haberes y fama. Luego, para 1840 al Cabildo le agregaron una torre y seis arcadas más, y a principios del siglo XX fue demolido para, en su solar, suplantarlo por la actual casa de Gobierno. En tiempos de la gobernación de Bussi, en ocasión de cambiar las baldosas de la vereda frente a la Casa de Gobierno, aparecieron vestigios del Cabildo, lo que ipso facto se comunicó a la Casa de Gobierno; pero no le hicieron caso al aviso y los restos fueron cargados junto con las baldosas sacadas y llevados vaya a saber dónde, en contenedores. Ahora, al excavar el borde de la vereda, aparecieron los basamentos de las arcadas y si se quiere aprovechar este hallazgo para hacer visibles estos basamentos con el fin de restaurar en algo este patrimonio histórico, se podría proceder como Buschiazzo cuando reconstruyó la histórica Casa del Congreso de 1816: ante la falta de ladrillos de la época, mandó fabricar con ladrillos con las medidas antiguas; pero hay que tener cuidado de no confundirlos con los ladrillos métricos de 20 × 40 cm, pues los antiguos eran más grandes y de mayor espesor. Si se decidiera hacer esto para restaurar el patrimonio histórico, se cuenta con suficiente documentación. Esta decisión está en manos de las autoridades y de quienes las asesoran.

Juan Carlos Rosario Medina


Lucas A. Córdoba 285


San Miguel de Tucumán