Durante la 16ª Jornada Virtual de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), Gabriela Fogliata, de la sección Fitopatología de la entidad, sintetizó 10 años de ensayos de control químico de mancha negra, realizados por la Eeaoc en limón en Tucumán. Subrayó la fluctuación entre campañas de los valores de incidencia de la enfermedad y de eficacia de control.

Mostró la marcada variación de la incidencia de mancha negra: durante la última década hubo tres campañas de muy alta presión; una, de alta presión, y las restantes, de valores bajos.

Los resultados marcaron claramente cómo la fluctuación en la incidencia de mancha negra fue mayor al usar los cúpricos sin el agregado de estrobilurinas. La aplicación de estrobilurinas redujo los valores de incidencia -en comparación con el uso del cúprico solo- y permitió alcanzar resultados más constantes en las diferentes campañas. Mostró el beneficio de realizar una aplicación de estrobilurinas en diciembre; pero destacó que los mejores resultados, obtenidos en forma consistente a lo largo de los años de evaluación, se dieron con la doble aplicación de estrobilurinas en los momentos críticos de infección, diciembre-enero o noviembre-diciembre. Los valores de eficacia alcanzados fueron muy altos -más del 98%- con la doble aplicación de estrobilurinas en el 75% de los cortes evaluados. La aplicación en un solo momento alcanzó el porcentaje en el 40% de los cortes evaluados. La aplicación del cúprico sin estrobilurinas, nunca alcanzó ese valor de eficacia.

En todos los ensayos, la Eeaoc realizó análisis de residuos de estrobilurinas, mostrando la factibilidad de realizar los tratamientos para la producción de fruta con destino a la exportación. Los productos y dosis recomendadas generaron valores de residuos en fruta por debajo de los límites máximos de residuos permitidos, tanto en Argentina como en los mercados donde se destina la fruta.

Además, mostró valores de residuos de cobre, recalcando la variación de estos en diferentes situaciones de densidad de masa foliar y el efecto de la lluvia en la pérdida de cobre sobre la superficie de la fruta, por lo cual Fogliata recomendó ajustar las dosis y volúmenes de aplicación a las diferentes estructuras de plantas.

En base a estos resultados, la Eeaoc recomendó el uso de las estrobliurinas, en doble aplicación.

A tener en cuenta

Como consideraciones finales, recordó cuáles son los aspectos de esta enfermedad que se conocen para la situación local del limón, y que deben ser tenidos en cuenta al momento de planear la estrategia de control. Recomendó:

• Proteger la fruta durante todo el período de infección: de octubre a febrero, siendo críticos diciembre y enero, y, en algunas campañas, noviembre.

• Reducir fuentes de inóculo, especialmente el secundario, que se encuentra sobre frutos maduros y en ramas secas que pueden infectar los frutos jóvenes de la nueva floración, cuando comienzan las lluvias importantes ya que son dispersados por el agua. En cuanto a la remoción de hojarasca -donde se encuentra el inóculo primario-, mencionó que se requieren más estudios locales para justificar esta práctica, ya que pruebas preliminares y estudios en Brasil mostraron que no incide significativamente en la enfermedad. Igualmente, mencionó que existen estudios realizados en otras áreas citrícolas que demuestran que la aplicación de urea -práctica común de fertilización- acelera la descomposición de la hojarasca, lo que podría favorecer la reducción de inóculo.

• Planificar los tratamientos con el objetivo de alcanzar la máxima eficacia, debido a la complejidad de la situación por las restricciones cuarentenarias de la Unión Europea con respecto a la mancha negra, sumado a la dificultad de predecir con exactitud la intensidad de mancha negra de una campaña, a raíz de las diferentes condiciones requeridas en cada etapa de su ciclo biológico.

Debido a ello, aconsejó realizar una correcta selección de los fungicidas a usar, y respetar las dosis, volúmenes y momentos de aplicación recomendados. Dar mucha importancia además a los controles de calidad de aplicación, para lograr una cobertura efectiva, ya que los fungicidas cúpricos y estrobilurinas son preventivos -aunque pyraclostrobin presenta un efecto curativo corto-, por lo que el tratamiento es preventivo.