La pandemia de coronavirus provocó hoy un contraste entre el dato alentador de que China, el país donde se originó, no registró ninguna muerte por esa causa en las últimas 24 horas por primera vez desde diciembre y el pronóstico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que espera para el segundo cuatrimestre de este año la pérdida de 195 millones de empleos en todo el mundo.

Mientras tanto, la enfermedad seguía avanzando y hasta esta tarde había contagiado a 1.413.415 personas en todo el mundo, de las cuales 81.200 fallecieron y 298.389 se recuperaron, según la base de datos en línea de la universidad estadounidense Johns Hopkins.

El gobierno de China anunció que nadie murió de coronavirus en las últimas 24 horas por primera vez desde que comenzó a publicar estadísticas sobre la enfermedad, en diciembre pasado, y que la ciudad de Wuhan, cuna del brote, volvió a permitir la circulación de personas y vehículos.

La Comisión Nacional de Sanidad reportó además que los casos graves de infectados de coronavirus se redujeron a 211, la cantidad más baja desde enero.

En tanto, la OIT publicó un informe en el que estima que unos 195 millones de empleos de tiempo completo podrían perderse solo en el segundo cuatrimestre del año debido al impacto de la pandemia.

El cálculo supone un incremento extraordinario del pronóstico, dado que en su reporte anterior, divulgado el 18 de marzo, el organismo había calculado que se perderían 25 millones de puestos de trabajo en todo el año.

La OIT agregó que unos 2.700 millones de trabajadores, que componen 81% de la fuerza laboral global, están afectados por medidas de confinamiento total o parcial, y 1.250 millones de ellos corresponden a los sectores más golpeados por la crisis, como la hotelería, la gastronomía, la industria manufacturera y el comercio minorista.

En Estados Unidos, el país con más casos confirmados de Covid-19 (casi 387.000) y el tercero con más muertos por la enfermedad (más de 12.000), el epicentro siguió siendo el estado de Nueva York y, dentro de este, la ciudad homónima.

Con más de 3.200 decesos, el brote de coronavirus ya causó en la ciudad de Nueva York más muertes que los atentados del 11 de septiembre de 2001, según sus autoridades sanitarias.

El presidente Donald Trump -que rechazó declarar una cuarentena nacional pese a la propagación acelerada del virus y a que la propia Casa Blanca admitió que espera al menos 100.000 muertos- volvió a causar polémica al afirmar en Twitter que la Organización Mundial de la Salud (OMS) “metió la pata” y acusarla de ser “chinocéntrica” pese a estar “financiada ampliamente por Estados Unidos”.

El virus siguió avanzando firme en Francia, el cuarto país tanto por cantidad de contagios (más de 110.000) como de muertes (hoy sobrepasó las 10.000), y su ministro de Salud, Olivier Véran, advirtió que la pandemia está aún “en su fase de agravamiento” en el país.

Entre quienes contrajeron coronavirus en Francia se encuentra el embajador argentino, Mario Verón Guerra, confirmaron fuentes de la Cancillería a Télam, y, según el diario “Clarín”, también su esposa, una hija, cuatro funcionarios y dos empleados de la representación diplomática.

En el Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, se mantuvo estable en terapia intensiva -donde permanecía desde ayer-, recibiendo oxígeno pero sin estar conectado a un respirador, mientras el país registró un nuevo récord de 786 muertos por el virus en las últimas 24 horas.

Pese a que también hubo alrededor de 3.000 casos confirmados nuevos, el principal asesor científico del gobierno, Patrick Vallance, sostuvo que es posible que en el Reino Unido estuviera comenzando a aplanarse la curva de contagios de la enfermedad.

En Brasil, el vicepresidente, general Hamilton Mourao, pareció desdibujar la imagen del presidente Jair Bolsonaro al afirmar que el jefe de gabinete, general Walter Braga Neto, puso “la casa en orden” al realizar gestiones que motivaron al mandatario a dar marcha atrás en su decisión de despedir al ministro de Salud, Luiz Mandetta.

Bolsonaro se resiste a decretar una cuarentena que de todos modos ya adoptaron casi todos los gobernadores y que le fue recomendada por Mandetta, y ayer parecía seguro que echaría al ministro, hasta que este anunció anoche que seguiría en el cargo.

En Bolivia, el gobierno decretó el “encapsulamiento” desde el jueves de Montero, una ciudad de 112.000 habitantes a unos 63 kilómetros al norte de Santa Cruz de la Sierra en la que había 19 casos confirmados de coronavirus, pero las autoridades esperaban un aumento de más de 50% en las próximas dos semanas.

La medida, que implica un aislamiento social riguroso, fue adoptada después de que una de las personas infectadas no cumpliera la cuarentena y contagiara a por lo menos tres personas, según el diario cruceño “El Deber”. (Télam)