El 5 de febrero de 2017, un papá de una menor internada de urgencia en el Hospital de Niños ingresó con un arma de fuego en la mano para exigir que lo dejaran entrar para ver a su pequeña, que tenía un problema cardíaco. Días después, otro incidente violento en el CAPS de Villa Angelina impulsó a que se tratara el tema en la Legislatura tucumana. Así fue que se aprobó un proyecto de ley que incorpora al Código de Contravenciones sanciones para quienes agreden a personal de la salud y del ámbito educativo. Ayer, y luego de los disturbios que ocurrieron durante la Nochebuena en la guardia del Hospital Padilla, el Colegio Médico de Tucumán exigió que se aplique la norma sancionada en 2017 y que se haga una campaña de concientización en los medios para que se sepa que quien agrede a esos trabajadores puede ser arrestado -por esa ley- y hasta abonar multas importantes.

Desde el Ministerio de Salud aseguraron que ya gestionaron con el Ministerio de Seguridad que se incrementen los refuerzos en las guardias de los hospitales centrales (Padilla, Centro de Salud, de Niños, Maternidad y Avellaneda), además de que se ha rectificado la denuncia contra los agresores del personal del mencionado hospital. Mientras que en la Fiscalía Criminal II, a cargo de Augusto Zapata, ayer se les tomó declaración a tres mujeres y dos hombres que estuvieron involucrados en el disturbio. La Fiscalía solicitó al Juzgado de Instrucción III que los cinco permanezcan detenidos. Todos fueron imputados por los delitos de daños y atentado y resistencia a la autoridad.

“Que nos cuiden”

“Es injusta y preocupante la situación de los médicos y trabajadores; hoy por hoy estamos expuestos ante constantes situaciones de violencia. No hablo sólo como presidente del Colegio, sino también como médico de un hospital con casi 30 años de servicio. Duele que inadaptados agredan y provoquen daños sobre algo que con mucho esfuerzo se hace”, dijo a LA GACETA Héctor Sale. Agregó que es un tema que preocupa a todo el país, por lo que opinó que hay que cambiar rasgos culturales y educacionales.

Luego de analizar lo sucedido en el Hospital Padilla, Sale pidió a la sociedad: “no se olviden de cuidar a quienes los cuidan. Eso es lo que necesitamos para dar cumplimiento al juramento hipocrático”.

“Estos inconvenientes surgen porque no entienden que en las guardias se toman ciertas prioridades: ingresa el paciente que es médicamente urgente, con un paro cardiorrespiratorio, con lesión importante en vía aérea o los politraumatizados graves. Y de repente alguien que tiene un corte en el cuero cabelludo, no es prioridad inmediata, como sucedió en el Padilla”, describió el neumonólogo, que trabaja también en el Hospital Avellaneda. Añadió que los familiares tampoco entienden que no pueden ingresar en las guardias cuando los médicos deben hacer procedimientos inmediatos y de urgencia, ya que pueden distraerlos de su labor. “No es discriminación, ni falta de respeto o consideración. El orden debe reinar para llevar a cabo actos médicos con precisión”, enfatizó Sale.

Recordó un caso que ejemplifica el nivel de violencia con el que deben lidiar quienes nos sanan: en abril de 2017 (el mismo año en el que se aprobó la mencionada ley) los familiares de un paciente fallecido le dieron una paliza al médico que tuvo que dar la mala noticia. Además, realizaron destrozos en el Sanatorio del Norte: coparon la terapia intensiva y rompieron computadoras, puertas y vidrios. Las dos enfermeras que estaban en ese momento, por temor, salieron corriendo. En esa sala había pacientes en estado crítico que estuvieron una hora sin atención. Mientras sucedía todo eso, no había guardias ni policías, según detalló entonces a LA GACETA el médico agredido, Federico Dürig.

Avances

Luego del escándalo, la directora del Padilla, Olga Fernández, fue entrevistada en el noticiero “Buen Día”, de LG Play, en el que destacó el correcto actuar del personal de seguridad y resaltó que ningún integrante del equipo de salud sufrió daños. “Esto es cosa recurrente. Estos episodios, lamentablemente, han ocurrido siempre. La desesperación lleva a que las personas hagan cualquier cosa”, comentó.

Fernández también se refirió a las medidas de seguridad que se viene adoptando en el lugar: hace cuatro años blindaron los vidrios en la recepción de la guardia para proteger al personal administrativo, lo que permite evitar que sean agredidos, y se incorporó un nuevo método para informar sobre el estado de salud del paciente. “Es tipo aeropuerto, en una pantalla aparece el nombre del paciente, el sector donde se encuentra y qué estudios se le está haciendo. En el caso de llamar a la familia, la información también aparece en la pantalla. Esto es un avance para que los familiares estén más tranquilos”, detalló. A pesar de los gritos, insultos, golpes y la tensión por lo ocurrido durante la Nochebuena en el Padilla, el personal siguió atendiendo con normalidad a los pacientes que llegaban a la guardia.

Contravenciones
Desde 2017 se prevén duras sanciones para los agresores de médicos y de docentes

En febrero de 2017, los legisladores José María Canelada y Adela Estofán elaboraron un proyecto de ley, que luego fue aprobado, que prevé incorporar sanciones al Código de Contravenciones. Contempla arrestos de cinco a 60 días, multas de 70.000 a 150.000 pesos, tareas comunitarias o asistencia a sesiones psicológicas a quienes hostiguen, insulten, maltraten o ejerzan cualquier acto de violencia física a un trabajador de la salud o la educación. “En este caso,  modificamos una norma de contravención. Entonces no necesita reglamentación, sino que necesita instrumentación: que el Estado se haga cargo de que hubo una decisión legislativa que reconoce la vulnerabilidad de los trabajadores de Salud y de Educación, y que necesitan mayor protección”, comentó Canelada a LA GACETA.