La ministra Carolina Vargas Aignasse “heredó” de su ex jefe en el Poder Ejecutivo, el hoy presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado, una Justicia de Paz agujereada. Pese a que Amado prometió nombramientos hasta el final, se despidió del Ministerio de Gobierno y Justicia sin poder romper una sequía que acumula ya seis años de duración. En su debut periodístico en este tema, la ex secretaria y sucesora de Amado en el Gobierno anunció que buscará una solución equilibrada para el problema. “Estamos estudiando propuestas que impliquen un cambio para la Justicia de Paz”, explicó.

En la declaración que mandó ayer a LA GACETA, Vargas Aignasse manifestó que su intención era trabajar más allá de la cobertura de las vacantes, que hoy alcanzan a cuatro de cada diez despachos (se informa por separado). “En el Ministerio de Gobierno y Justicia consideramos que la Justicia de Paz es un engranaje fundamental para el real y palpable acceso a la justicia que reclaman los ciudadanos a lo largo y ancho de la provincia. La sociedad y sus conflictos han ido mutando, y, así también, debe cambiar la capacidad de respuesta del Estado frente a la administración de justicia”, comentó.

La funcionaria añadió que evaluaban opciones de designación que tengan en cuenta estos cambios y las posibilidades ciertas de la prestación de este servicio, y no descartó la alternativa de mantener los nombramientos de legos -ciudadanos sin título de abogado- en algunas localidades. “Las realidades son variables según la idiosincrasia del lugar del que se trate. Creemos que tenemos que implementar la Justicia de Paz letrada en determinados ámbitos, pero, en otros, por su ubicación o características, el nombramiento de legos se hace atendible”, dijo Vargas Aignasse. Y agregó: “el domicilio y la residencia efectiva también es para nuestro modo de ver un requisito insoslayable de quien aspire a ocupar ese cargo. Elevaremos propuestas de trabajo conjunto al Poder Judicial con quienes venimos dialogando sobre la materia”.

La ministra precisó que el nombramiento de jueces de Paz era una de las necesidades de la institución, pero no la única: “hay que tener también en cuenta que la respuesta no sólo se da con la designación, sino que también hace falta espacio físico, informatización y personal adecuados”.