El gobierno de Estados Unidos decidió, el 25 de marzo de este año, reconocer la soberanía de Israel sobre un territorio sirio, los Altos del Golán, que fue ocupado por Israel luego de la “Guerra de los Seis Días” en 1967. El anuncio que hizo en ese momento Donald Trump recibió la condena de la Organización de Naciones Unidas y de muchos países. Entre estos estados, algunos son aliados de Washington, como Gran Bretaña y México.

La decisión, altamente controvertida, tiene consecuencias desde el punto de vista político y jurídico, afirma Ricardo Arredondo, quien fue cónsul argentino en Londres, Madrid y Los Ángeles, y que actualmente es docente de Derecho Internacional Público en Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires; de Derecho y practica diplomática en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación; y titular de Derecho Internacional Público en la Universidad de Palermo.

El ex diplomático ofreció ayer una conferencia en la sede de la Universidad de San Pablo-T, titulada “Las implicancias políticas y jurídicas de la decisión del Gobierno estadounidense de reconocer a Israel soberanía sobre Los Altos del Golán”.

Esta meseta, que la ONU reconoce como territorio de Siria ocupado por Israel, tiene un alto valor estratégico. Es un punto desde el que se domina todo el territorio, ha sido un foco de disputa desde la instalación del Estado de Israel, en 1948, y mucho más después de la Guerra de los Seis Días.

“Cincuenta años después de que termine el proceso de descolonización, que es cuando se adopta la Carta de las Naciones Unidas, ahora estamos recorriendo un proceso inverso, mediante el cual se ocupa un territorio por la fuerza, se crean asentamientos y se instala población”, describe Arredondo. Se trata, además, de un movimiento contrario al derecho internacional, condenado por la ONU desde 1967, explica el académico, en la entrevista con LA GACETA. “En sólo tres meses, del 15 de diciembre de 2018 al 15 de marzo de 2019, se crearon 3.150 viviendas para israelíes, según el último informe de la ONU”, señala.

En ese contexto, el reconocimiento de Estados Unidos a la ocupación perjudica la situación regional, en una zona que es un polvorín, indica Aredondo. Tal decisión, sostiene, dificulta el plan para lograr un Estado Palestino. “Profundiza la israelización, agrava el conflicto con los vecinos, e instala el concepto de que, quien tiene el garrote hace lo que quiere”, define. Implica, en suma minar un sistema de normas e imponer la ley del más poderoso.

El sistema internacional funciona sobre la base del acuerdo de los socios, puntualizó el especialista. Para aplicar sanciones, por ejemplo, hace falta que todos estén de acuerdo. De lo contrario, la aplicación de la ley queda a voluntad del poderoso.

Arredondo considera que el movimiento de instalar asentamientos por parte de Israel es “innecesario” porque el derecho internacional permite que, si un Estado es atacado, pueda ocupar territorio del atacante de manera defensiva. “Pero Israel está yendo mucho más allá”, advierte.

“El derecho de ocupación no permite asentamientos, ni la anexión del territorio, ni su uso como base para atacar desde allí”, precisa, como hizo Israel el 20 de enero sobre tropas de Hezbollah.

Tras la escalada del conflicto en Siria, en 2012, se polarizaron las posturas entre Estados Unidos e Israel, por un lado, y Rusia e Irán por el otro. Así, el territorio sirio es escenario de un combate entre poderosos que pelean a través de terceros. “Es un movimiento peligroso en una zona volátil, donde el derecho a la autodeterminación de los sirios que viven en el territorio está siendo vulnerado”, explica Arredondo.