A los 26 años y con el brazalete de capitán de Quilmes, el tucumano Augusto Max se encargó de arengar a sus compañeros para que, 90 minutos después, salven del descenso al equipo "Cervecero". Los desaforados gritos del "Jefecito" se hicieron virales y dan que hablar a todo el fútbol de ascenso.

"Quiero que hoy estén dispuestos a dejar la vida ahí adentro. No me importa el prestigio, la plata... Dejen la vida por lo que sueñan. Estén dispuestos a morir ahí adentro, como buenos guerreros... La historia se escribe con la sangre", gritó el volante central surgido de las inferiores de San Martín y que protagonizó un polémico paso por Atlético, antes de continuar su carrera por Mitre de Santiago y Juventud Unida de Gualeguaychú.

El tucumano llegó hace dos temporadas a Quilmes y rápidamente se ganó el respeto dentro y fuera de la cancha, lo que le valió la cinta de capitán. 

Ayer su equipo derrotó por 3-0 a Olimpo, ya descendido, y evitó lo que hubiese sido una catastrófica caída hacia la B Metropolitana.