Lo que ya se rumoreaba quedó confirmado oficialmente: en las redes sociales la Amaury Sport Organisation (ASO) anunció que la edición 2020 del Dakar se correrá en Arabia Saudita. Si bien el comunicado, como no podía ser de otra manera, tuvo un tono festivo, la ASO y el rally más duro del planeta vivieron 11 años de esplendor en Sudamérica y algún lamento existe. La acogida que brindó el público, fanático o no del automovilismo, cautivó desde 2009 a los pilotos y organizadores. Cuatro pasos de la prueba por Tucumán, en 2011, 2013 (con día de descanso incluido), 2014 y 2017 aportaron al romance que se generó entre con el Dakar.

“Es un día de sensaciones contradictorias: me da pena que el Dakar se vaya de Sudamérica porque me lo ha dado todo. Ahí debuté y en seguida me sentí muy querida por el enorme cariño de los aficionados”, escribió Laia Sainz en su cuenta de Twitter. La española logró en 2015 terminar en el top-ten de motos, convirtiéndose en la mejor mujer clasificada sobre dos ruedas.

Pero la cuestión de mudanza dakariana se produce por una cuestión de incertidumbre económica de la región y no de geografía. Esa situación causó una crisis a último momento en 2019 y fue Perú el único país que pudo mantenerse en la prueba. “No puedo saber cómo será la economía de estos países dentro de un año y el Dakar tiene la responsabilidad de organizar una carrera de calidad”, afirmó en mayo el entonces director de la carrera, Etienne Lavigne, sustituido ahora por David Castera. El Dakar visitó Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Paraguay, esas son las naciones que estaban en el radar de Lavigne y ninguna brindó la previsibilidad para organizar la competencia 2020, como sí lo hizo Arabia Saudita. Según trascendió, la previsibilidad es de 13 millones de euros por cada edición, durante los próximos cinco años. Los detalles del acuerdo quedarán más claros en la conferencia que se hará el jueves 25 de abril en Al Qiddiya, cerca de la capital saudí.