Hoy se cumplen 206 años de la gloriosa batalla de Salta, donde el ejército patriota de Manuel Belgrano batió a la fuerza realista de Pío Tristán. Junto con la victoria de Tucumán, de 1812, la del 20 de febrero de 1813 fue una acción decisiva para la guerra de la Independencia.

El ejército español se componía de 3.388 hombres. En la batalla, cayeron muertos 481 y quedaron heridos 114. Se rindieron, entregando sus armas, un total de 2.776, incluyendo jefes y oficiales. Así, dice Mitre, “los anales argentinos no registran un triunfo más completo”. Las pérdidas en los 3.000 hombres del ejército patriota, fueron de 103 muertos, 433 heridos y 42 contusos.

En el parte de la acción, Belgrano expresa que “duró 3 horas y media, y ha sido muy sangrienta, tanto en el campo como en las calles de la ciudad. Los enemigos se han portado con mucha energía y valor, pero tuvieron que ceder al ardor, fuego y entusiasmo patriótico del ejército de mi mando, que sin desordenarse llevaba la destrucción y la muerte por doquiera que acometía”. Dedicaba un párrafo especial al contingente tucumano. “No hallo, Excmo. Señor, expresión bastante para elogiar a los jefes oficiales, soldados, tambores y milicias que nos acompañó de Tucumán, al mando de su coronel don Bernabé Aráoz”, escribió.

Después de rendidas las armas, según Bernardo Frías, y al frente de la columna de su ejército, Belgrano “entró a paso de vencedor a la ciudad de Salta”, por la entonces calle de La Merced, mientras sonaban tambores y clarines. Según fray Cayetano Rodríguez, el semblante del general mostraba “la misma impavidez que si hiciera su entrada a la sala de un convite”. La bandera era llevada por el coronel Martín Rodríguez, quien la hizo flamear desde el balcón del Cabildo, a tiempo que daba tres vivas a la patria, mientras repicaban las campanas.