El consumo de cannabis medicinal en Portugal es legal a partir de hoy, al entrar en vigencia la normativa que dictamina cómo debe producirse, distribuirse y venderse en las farmacias del país, que exigirán en todos los casos receta médica.

La norma que legaliza el consumo medicinal de la planta fue aprobada en el Parlamento en junio pasado pero carecía de la reglamentación precisa para su funcionamiento, que finalmente ocurrió a mediados de enero y hoy entra en vigor, informó la agencia EFE.

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Desde este viernes empezaron a regir las normas tanto para eventuales consumidores como para empresas que decidan comercializarla los productos, siempre con previa autorización y control por parte de la Autoridad Nacional de Medicamentos y Productos de Salud (Infarmed).

Al respecto, el organismo emitió un apartado especial dentro de su página web en el que explica las implicancias de la ley que regula el consumo del cannabis medicinal, que se venderá en farmacias siempre y cuando lo haya recetado un médico.

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El Estado portugués controlará todo el proceso, "desde el cultivo de la planta a su preparación y distribución", subraya Infarmed, para "garantizar que los productos son producidos de acuerdo a las buenas prácticas y requisitos aplicables" por la ley.

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De este modo, se busca asegurar que el acceso a la planta quede restringido "a casos en los que los tratamientos convencionales no produjeron los efectos esperados o provocaron efectos adversos relevantes", agrega el organismo.

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La aprobación de la ley en junio de 2018 contó con el voto favorable de todos los partidos del hemiciclo, salvo el democristiano CDS-PP, que se abstuvo.

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En enero de ese mismo año, el Parlamento portugués rechazó dos propuestas que buscaban legalizar el cannabis para uso recreativo y que contaban con el apoyo de dos partidos de izquierda y un grupo de diputados socialistas.

Portugal despenalizó la posesión de cannabis para consumo individual en 2001.

Al menos medio millón de portugueses (de una población de 10,3 millones) consume cannabis regularmente y uno de cada diez lo ha probado al menos una vez, según el último informe del Servicio de Intervención en los Comportamientos Aditivos y en las Dependencias (SICAD) luso.