“Cuando llegués, esperame en la entrada del hotel porque no conozco a nadie.” El pedido de Lucas Mohamed, ganador del premio LA GACETA al Mejor Deportista de 2014, y ayer parte del jurado, se cumplió en parte. Porque el piloto subcampeón del TN ese mismo año, apenas pisó el hotel Sheraton, se dio con que sí conocía a muchos de los que iban a votar. El primero con quien se topó fue con José María Núñez Piossek, al que saludó con la frase “¡hola, coche!”, a lo que ex rugbista y hoy jugador de golf respondió “¡Luquitas, qué jugador usted!”
El encuentro Mohamed-Núñez Piossek fue apenas uno de los numerosos “mano a mano” entre miembros del jurado. Muchos se conocían de tiempos en los que competían, otros se habían visto alguna vez, varios se reencontraron. La mayoría esperó pacientemente, con caras de dormidos (la cita era a las 8.30 y hubo quienes venían de lejos) que se abrieran las puertas del salón de votación, para reflexionar con más detenimiento sobre a quién habrían de elegir.
Frases del tipo “¿quién pensás que va a ganar?”; “¿leíste todos los curriculums que mandó LA GACETA?”; “¿hay que hablar o decir algo después de votar?”, se escucharon en cada rincón del sitio donde los más de 50 miembros del jurado se habían reunido. Claro, independiente de estas “preocupaciones” circunstancias, también el comentario del intenso calor del día de ayer dominaron la escena.
“Me acuerdo que cuando yo gané la votación era distinta. ¡Pasaron tantos años que detalles no me pidan”, señaló Núñez Piossek. Cerca de él, Gustavo Cisneros, hombre de mil batallas con el motociclismo, departía entre risas con Mohamed y con Gonzalo Graña, el representante de la náutica. Soledad Varela, del mountain bike, acudió una y otra vez a su celular. “Dejé la empresa a cargo de los empleados”, se excusó.
Las puertas del salón de votación se abrieron y todos ingresaron al recinto. Explicaciones de cómo sería el acto y, a continuación, cada uno de los presentes pasó a emitir su sufragio. Mercedes Paz, del tenis, apareció cuando el grupo ya estaba reunido y, a poco de votar, se retiró debido a sus obligaciones, no sin antes dejar su opinión y disculparse.
Cuando ya todos habían votado y tras desplazarse a las escalinatas del hotel para hacer la “foto de familia”, hubo un café, de cortesía, más sociales y, finalmente, la confirmación de boca del Prosecretario de Deportes, Ariel Ibáñez, sobre que ya había un ganador. Del cual usted ya leyó, salido de la decisión de un verdadero y inapelable jurado de notables.