Los teléfonos llegaron a la Argentina en 1880, cuando se instaló en Buenos Aires la Pantelefónica Gower Bell, que inauguró sus servicios en 1881 con 20 abonados. Se sabe que, hacia la misma época, en Tucumán, Pedro Etchebehere colocaba los primeros aparatos. En 1883, el Gobierno lo autorizaba a tender una línea desde uno de los quioscos de la plaza Independencia hasta el ingenio Amalia.

En 1883, llegaron a Tucumán los primeros teléfonos Siemens, compañía que le confió su representación. En marzo de 1884, Etchebehere publicó un largo aviso en “El Orden”. Expresaba allí que “el uso del teléfono en las múltiples manifestaciones y necesidades de la vida”, así como en las “comunicaciones y operaciones del comercio, de la industria y de la agricultura”, hasta el momento se veía limitado por “los inconvenientes del mecanismo de los aparatos”. Esto, “combinado con micrófonos y demás accesorios, que con frecuencia necesitan ser reparados y renovados”, significaba gastos a veces considerables.

Además, no pocas veces se hacía “imposible toda compostura, por falta de persona idóneas en los puntos apartados de los centros de recursos”. Así, “simplificar el teléfono, reducir su costo, eliminar por completo el mecanismo complicado y frágil de los aparatos antiguos”, había sido la “preocupación constante” de Ernest Werner Siemens.

Expresaba Etchebehere que los desvelos de este “han sido coronados por el éxito más brillante, y su notable invento puede desde luego considerarse como última palabra en materia de teléfonos. Difícil, por no decir imposible, sería ir más allá”. Afirmaba que, para comprobar la enorme aceptación del sistema telefónico Siemens, bastaba decir que ya se llevaban fabricados 35.000 aparatos.