Hay dos historias que se entrecruzan entre sí, demostrando los sinuosos caminos de la vida. Es el 10 de febrero del 2014 y una noticia se repite en los medios de comunicación: la mendocina Mafalda Giaquinta adoptó bajo su tutela legal a un anciano, por ese entonces de 66 años, oriundo de Tucumán y con la capacidad mental de un niño de 4 años. Mafalda conoció a Salvador Agosta cuando él era trabajador golondrina en el Valle de Uco (Mendoza). Un día lo encontró en estado de abandono y, preocupada por su bienestar, decidió convertirlo en su hijo. Desde entonces Salvador fue un integrante más de la familia Giaquinta, pero poco se sabía sobre sus orígenes.

Las vueltas del destino nos llevan a la tucumana Daniela Rosa Agosta, quien desde hacía cuatro años estaba buscando a su tío “Turilo”, visto por última vez en 1974. Daniela buscó en las comisarías y en el Registro Civil cualquier tipo de información sobre el paradero de su familiar (sin suerte aparente) hasta que, el 5 de febrero de este año, encontró en internet varias notas periodísticas que remitían al mismo nombre: Salvador Agosta.

“La búsqueda surgió por curiosidad propia, quería saber qué había pasado con él, creo que todas las personas tenemos derecho a la identidad y me daba pena que nadie se haya preocupado. Siempre tuve la esperanza de que mi tío estuviera vivo”, explicó Daniela, hija de Sebastián Agosta (79 años), único hermano de Salvador que queda con vida.

Finalmente, al conocer el nombre de la tutora responsable de Salvador, las redes sociales sirvieron de enlace entre estas dos mujeres. Daniela escribió en un grupo de Facebook de Mendoza su situación y, por casualidad, una vecina de Mafalda respondió a su comentario pasándole el número de contacto. “Lo que me mueve y motiva es que mi papá, en los últimos años que le quedan, se reencuentre con su hermano. Tiene días de lucidez y otros en que su memoria le falla, por eso quiero darle la oportunidad de cerrar un ciclo”, narró emocionada Daniela.

Desde Mendoza, Mafalda se comunicó de inmediato con la tucumana. Por su condición de salud resulta imposible que Sebastián se traslade hasta Mendoza pero Daniela y Mafalda comenzaron a evaluar distintas alternativas para que ambos hermanos se encuentren. Hasta entonces, las fotos que se muestran por el celular hacen que los protagonistas se reconozcan. “Es un tema que hay que tratar con mucho cuidado, en su cabeza mi papá tiene la imagen de su hermano como un muchacho de 26 años -explicó Daniela- Le voy comentando despacio las noticias esperando el momento adecuado”.