El rugby siempre se enorgulleció de ser un deporte inclusivo, en el que había lugar para todos: para el gordo, para el flaco, para el alto, para el bajo, para el habilidoso y para el rústico. Dentro de ese amplio abanico, también hay un espacio para los sordos. Desde 2013, nació Rugby Sordos Argentina (RSA), bajo la forma de un seleccionado integrado por jugadores sordos (con pérdida auditiva mayor de 70 decibelios) e hipoacúsicos (menor de 70 decibelios) procedentes de diferentes puntos del país, incluido Tucumán. El proyecto surgió en Buenos Aires y tuvo como iniciadores a Durval Palomo, Juan López Maccio, Mariano Matut y Gustavo Díaz, de los cuales sólo este último sigue hoy.

En 2016 se sumó como entrenador el tucumano Carlos Sánchez. “Facundo Vergara, un compañero de mi club, me comentó que estando en Jujuy se había enterado que allí habían jugado el seleccionado de sordos de Argentina contra el de Nueva Zelanda. Como nosotros estábamos organizando un torneo homenaje a nuestro amigo Marcelo Manso, se nos ocurrió invitarlos”, cuenta “Abuela” Sánchez, encargado de recibir a los jugadores. “Al principio no sabía cómo los iba a tratar porque no me conocían, pero su manager me dio el mejor consejo: hablales de frente y con el corazón. Cuando se fueron, algunos me mensajearon para agradecerme la hospitalidad, y me preguntaron si me interesaba sumarme como entrenador. Yo, de mil amores acepté, si eran unos chicos increíbles”, recuerda.

Sigue creciendo

Desde que se sumó a RSA, “Abuela” se encontró con que había varios jugadores sordos en clubes de Tucumán. Ramón Jaime, por ejemplo, lleva 22 años en Corsarios. “Me enteré del seleccionado por un amigo que estaba jugando en Chile. Él me comentó que este equipo había jugado un partido allá y yo pensé que me estaba haciendo una broma, hasta que me pasó la página de Facebook; me comuniqué y me respondieron invitando a sumarme”, relata “Martín Fierro”, como lo conocen a Ramón.

Albano Lombard, de Tafí Viejo, fue un refuerzo de último momento en el torneo que organizó en diciembre el club Lomas Marcos Paz, al que fue invitado RSA y del que se llevaron el trofeo al vencer al local, a Corsarios y a San Isidro. “Mi papá es sordo, y a él lo invitaron a jugar el torneo. Él me llevó a mí y ahí conocí a los del seleccionado”, comparte Albano.

“También hay otros chicos que estamos empujando para que se sumen uno de Natación y otro de Los Tarcos. Nos enteramos que hay otro en La Cocha, en lo que sería el rugby emergente”, comenta Sánchez.

“Hay equipos que nos están invitando a jugar, como Inglaterra o Nueva Zelanda, que quiere darnos la revancha en octubre. Y Gales quiere hacer una gira por Argentina y enfrentarnos. Ellos organizan el Mundial de Sordos en abril y nos han invitado”, revela Gastón Albornoz, miembro de RSA.

“El problema es que nos falta apoyo. La UAR no nos reconoce, por eso estamos tramitando la personería jurídica. Sabemos que sin papeles es difícil que alguien quiera apoyarnos. Y es fundamental conseguir sponsors, porque la mayoría de estos chicos son laburantes y se encuentran con muchas trabas a la hora de sacar pasajes por discapacidad. Algunos les exigen sacarlos con un mes de anticipación, y a veces nos confirman torneos días antes”, comenta Sánchez”.

“Yo lo que más quiero es poder tener la revancha contra Nueva Zelanda. Cuando jugamos acá, nos ganaron los dos partidos en la última jugada. Queremos ir a cambiar la historia allá”, anhela Ramón Jaime.

El rugby de sordos (deaf rugby) no es ninguna novedad. Jugadores sin audición o con audífonos practican el deporte desde hace décadas. A partir de 1995 se formaron seleccionados no oficiales en Nueva Zelanda y Sudáfrica, y luego se fueron sumando Japón, Gales, Australia e Inglaterra, cuyo seleccionado fue el primero en ser consagrado como oficial por parte de la IRB (actual World Rugby). Se habla de que podría existir un Seis Naciones en el futuro cercano.

El rugby adaptado para sordos tiene básicamente las mismas reglas, con ligeras diferencias: no hay silbato, por lo que el árbitro dicta las secuencias del scrum con señales, o se palmea para cobrar infracciones o se levantan los brazos para frenar el juego.

En Rugby Sordos Argentina, las únicas condiciones para poder ser llamado al seleccionado son, además de padecer sordera o hipoacusia, la mayoría de edad y la pertenencia a un club, con el seguro pagado.

Entre los compromisos próximos del seleccionado argentino está un amistoso en Buenos Aires a fines de febrero, y otro en Santiago del Estero, en marzo.