El jefe de operaciones del submarino ARA San Juan, Fernando Villarreal, de 38 años, cumplió un sueño sin saber iba a ser el último: regresó a la ciudad de Ushuaia, donde había vivido y pasado parte de su niñez, y desde allí zarpó en el último viaje del sumergible que permanece desaparecido desde hace 16 días.

La madre de Fernando, María Rosa Belcastro Rumi, recordó cómo fueron las últimas horas de su hijo en el lugar al que ansiaba volver. Porque allí había cursado hasta el quinto grado de la escuela primaria, cuando su padre, también militar, estuvo destinado unos años en la capital fueguina.



"Fue entre 1985 y 1989. Fernando había nacido en la Base Naval de Puerto Belgrano, en Punta Alta. Cuando llegamos a Ushuaia, él comenzó la escuela primaria y estuvo hasta quinto grado. Le encantaba la ciudad y a pesar de que era chico cuando nos fuimos, todavía se acordaba mucho", contó la mujer.

María Rosa sostuvo que poco después de que el submarino arribó al puerto de Ushuaia, la llamó por teléfono y conversaron con ella y con su marido durante casi media hora.

"Nos contó cómo había encontrado su escuela, el correo, la casa de fotografías. Los sitios que él recordaba de su infancia. Estuvo en muchos lugares y en cada uno sacaba fotos con su celular y me las mandaba, porque yo tampoco había vuelto a la ciudad. Le sorprendía, sobre todo, como había cambiado el paisaje urbano en estos años", rememoró la mujer sobre la última conversación que tuvo con Fernando.


El tripulante del ARA San Juan también aprovechó sus días en el "Fin del Mundo" para visitar amigos. Algunos lo invitaron a compartir asados, con otros realizó.

El jefe de operaciones del submarino se había criado en un ambiente militar y fue abanderado en la Escuela Naval, y que como siempre tuvo buenas calificaciones, fue abriéndose paso en su carrera.

"Hizo el viaje de instrucción en la Fragata Libertad, se perfeccionó en otro viaje por el mundo con una fragata brasileña y después hizo las capacitaciones para ser submarinista. Incluso en 2012 se fue a perfeccionar a Perú", relató María Rosa.

"A mí me daba un poco de miedo (la actividad de submarinista). Sobre todo cuando me contó que pensaba dedicarse a esto. Después me fui acostumbrando. Había estado en el submarino ARA Santa Cruz y en el ARA Salta pero en el San Juan fue donde más navegó. Y nunca nos contó de algún problema que hubiese tenido", señaló la madre del tripulante, detalló Télam.

La Armada Argentina dio ayer por la tarde finalizada la operación para la "búsqueda y salvamento de personas" del ARA San Juan y anunció que se centrará en las tareas de localización del buque en el lecho marítimo, con lo cual puso fin a las esperanzas de encontrar con vida a sus 44 tripulantes.

El sumergible zarpó de Ushuaia el 8 de noviembre hacia su apostadero en Mar del Plata, mantuvo una última comunicación con la base de operaciones el 15 de noviembre a las 7,30, y en la noche del día siguiente la Armada comenzó el operativo de búsqueda en el que participan más de una decena de países, aún sin éxito.