En su primer día en la oficina más espaciosa del Poder Judicial, Daniel Posse tomó una decisión que, según dijo, espera que marque el estilo de su gestión al frente de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán. Esa medida prioritaria consistió en la convocatoria a sus pares René Goane, Antonio Gandur, Antonio Estofán y Claudia Sbdar para celebrar una reunión a las 11 de hoy. En ese encuentro inaugural del período de Posse los cinco vocales dialogarán cara a cara, por primera vez, sobre el permiso que solicitó la Nación para tomar vistas y extraer copias de 33 expedientes radicados en los Tribunales locales.

La presentación de Alejandro Collia, secretario ejecutivo del Consejo Federal de Derechos Humanos de la Nación, ingresó al alto tribunal el 17 de noviembre y aguarda una respuesta desde entonces, lo mismo que un pedido adicional de audiencia de los veedores Juan Roberto Robles y Ana Colombres Garmendia. La semana pasada, el ex presidente Antonio Gandur anunció que la Corte iba a expedirse cuando retornara Estofán, quien ayer se reintegró a su despacho. El asunto de la veeduría tiene en vilo a las instituciones públicas de la provincia: sucede que el listado de causas de interés de la Nación incluye procesos penales que involucran -como denunciados- a autoridades de los tres poderes del Estado, incluido el Poder Judicial.

“Pero no sólo vamos a conversar sobre esa solicitud (de la Casa Rosada) sino también acerca de otros temas, como la implementación del nuevo Código Procesal Penal de Tucumán, los conflictos atinentes al fuero de familia y el petitorio que elevó el tribunal que juzgará el caso ‘Lebbos’”, explicó Posse, que lucía de buen humor y cómodo en su nuevo despacho (su antigua oficina fue ocupada por el ex presidente Gandur). El ex secretario de Derechos Humanos del Gobierno de José Alperovich anticipó que la idea de la reunión no obedecía a una cuestión coyuntural -como la emergencia de los veedores- sino a la intención de generar un espacio permanente de encuentro y de discusión, donde los asuntos puedan tratarse con la mayor celeridad posible.

“Quiero que todos los vocales tengamos la misma información”, manifestó Posse. E insistió en que, según su criterio, él era un simple representante formal de la Corte: una figura con algunas facultades delegadas, tal vez ni siquiera un primus inter pares. “Los cinco somos iguales y nuestros votos tienen idéntico valor. Somos un cuerpo colegiado y debemos funcionar como tal”, expresó.

En ese afán de fortalecer la colegialidad y debilitar el presidencialismo o personalismo judicial, Posse comentó que propondrá a Goane, Gandur, Estofán y Sbdar el establecimiento de una reunión semanal fija como la que alguna vez hubo en la Corte (al menos desde la década pasada los miembros del alto tribunal se encuentran en función de las necesidades y de la agenda, pero no de forma rutinaria). “Veremos si aceptan y veremos si, además, podemos reunirnos por salas”, añadió Posse.

Renovación

Fue un lunes agitado para Posse, quien a sus ocupaciones habituales sumó la tarea relativa al impulso de los expedientes que manejan las secretarías de Superintendencia, Judicial y Administrativa del Poder Judicial. Aún así y en medio de proyectos, como la remodelación del sitio web institucional, el presidente de la Corte se dio tiempo para atender a la prensa y a quienes se presentaron en su despacho, exactamente como hacía antes. La renovación de mandos se vio reflejada en el cambio de mobiliario y de decoración, y hasta en la supresión de la antesala. Ahora el acceso a la presidencia de la Corte es más directo: basta con atravesar la puerta de vidrio de la secretaría privada, como sucede en las restantes vocalías.