La decisión de la comuna de El Mollar, Tafí del Valle, respecto de que se propone tomar medidas drásticas con los animales sueltos que deambulan en calles, caminos y rutas de su jurisdicción y que resultan un peligro para conductores y peatones, ha reactualizado un largo debate que se mantiene sin respuestas responsables, pero, sobre todo, sin una solución convincente y eficaz a una problemática que genera terribles tragedias y graves daños patrimoniales.

La comuna ha advertido “la necesidad de contar con un tránsito seguro”, porque “el circular permanentemente de animales sueltos produce un verdadero peligro, tanto para peatones y transeúntes y conductores generando daños en la plaza, la arbolada, plantas, ornamentos y en los inmuebles, además de afectar la higiene de calles y veredas”. Incluso, planteó que “los animales que se encuentren en infracción podrán ser secuestrados y conducidos por la autoridad comunal a un lugar apto habilitado a estos fines, desde donde podrán ser recuperados por sus propietarios, previo al pago de la correspondiente multa por la infracción, más el costo de mantenimiento”, pero que “si nadie los reclama en el plazo establecido por la Ley (tres días), se procederá como lo dispone la ley 5.637”, que establece que estos podrán ser sacrificados, vendidos o donados por la comuna a entidades de bien público.

LA GACETA y gran parte de la opinión pública, tanto a través de cartas de lectores, denuncias a nuestra Redacción y por las redes sociales, viene reflejando esta situación de descontrol y descuido de los espacios públicos, y también de las prácticas irresponsables que muestran ciertos propietarios de esos animales.

Se pueden reconocer cantidades de animales sueltos en todos los caminos, ya principales y asfaltados, en los secundarios o terciarios, pero en muchos casos, las denuncias se han centrado en lo que ocurre en la ruta 307 que une San Miguel de Tucumán con Tafí del Valle y las localidades de la zona serrana. Ciertamente, la presencia de caballos, asnos, vacas y mulas sueltos, han sido causantes de múltiples accidentes de tránsito e importantes trastornos viales en los caminos a los valles tucumanos.

Está todavía fresco en la memoria el trágico el viaje que realizaba un conocido productor agrícola que embistió un toro suelto en la ruta que une San Javier con Raco, en 2005 y, sobresale entre los episodios insólitos, el choque de una camioneta contra una chancha de 300 kilos que deambulaba en una madrugada por la ruta en Villa Belgrano (Alberdi). Todo indica que las autoridades viales, de transportes y policiales de la provincia y de las distintas jurisdicciones competentes no han logrado instrumentar con efectividad un plan que encuentre una solución a esta verdadera crisis.

En algunos lugares, pobladores y vecinos han llegado hasta realizar protestas y cortes de ruta para dar una mayor visibilidad al problema. Habría que señalar la evidente negligencia y desaprensión de parte de los dueños de esos animales que no toman los recaudos suficientes para tenerlos bajo control, junto a lo que sería una baja capacidad de vigilancia, especialmente en las zonas donde estos incidentes se han hecho más frecuentes, en lugares donde está concentrado el pastoreo, o en zonas rurales de mayor movimientos de animales como los principales actores de este panorama. Las multas de poca cuantías que enfrentan los infractores y la falta de una sostenida campaña de educación vial que alerte sobre estos peligros son también factores que se agregan para entender la situación. La inquietud de las autoridades de El Mollar está mostrando la necesidad de que se implementen medidas correctivas profundas, que abarquen a toda la provincia.