“Es que los vi a todos”, aseguró Raúl Velázquez, parado en la Plaza Independencia, al lado de una plancha de telgopor con un centenar de escarapelas, prendedores patrios y banderas argentinas. El hombre de 58 años trabaja desde los 15 en cada fecha patria. Se jactó de haber formado parte de los actos del 25 de Mayo y del 9 de Julio de los últimos 43 años.

“Desde el Día de la Escarapela (18 de mayo) hasta el 9 de Julio hago la ‘temporada patria’. El resto del año vendo rosquetes y masas por los barrios, y achilata en verano”, aseguró Velázquez, macizo, rostro de pena y ojos achinados.

Su primer año ofreciendo escarapelas fue en 1973. Amado Juri era el gobernador (1973-1976). Tiene siete hijos y lleva 14 gobernadores encabezando actos en la Plaza (nueve elegidos durante la democracia, un interventor federal y cinco durante la dictadura).

“Este año me pareció pobre, una ceremonia medio pobre, con poca gente. Los que vinieron están con hijos chicos, hubiera sido lindo que se haga un desfile pequeño: los chicos no se olvidan nunca más”, continuó Velázquez. Destacó que no hubo ningún vallado en la Plaza. “Esa fue la diferencia con los años (en los que gobernaba José) Alperovich. Estaba todo vallado y a veces ni siquiera me dejaban pasar. Los policías me decían que era ilegal vender insignias”, narró. Contó que este año estuvo algo floja la venta.

Testigo de cuatro décadas de cambios, aseguró que tantos años le dejaron algunas anécdotas. “En junio de 2002 se jugaba el Mundial de fútbol, creo. Argentina jugaba contra Suecia y tenía que ganar para pasar la fase de grupos. El partido era a la madrugada y me vine a escucharlo en la Plaza. Si ganaba, se iba a llenar de gente. Al final empató (el partido salió 1 a 1, con goles de Anders Svensson y Hernán Crespo). Hacía tanto frío que empecé a ponerme las banderas entre la ropa, para abrigarme. Salí en LA GACETA al día siguiente: ‘hizo patria en la madrugada’, me pusieron”, dijo, mirando de soslayo a unos chicos, potenciales clientes.

un intruso que generó inquietud.- De gorra verde y con una especie de estampita colgada en el cuello, un hombre caminó por el pasillo central de la iglesia Catedral. Avanzó hasta la primera fila del público. Se paró al lado del gobernador, Juan Manzur, y le extendió la mano. Los ministros y funcionarios que se encontraban cerca tuvieron expresiones de temor en sus rostros. El mandatario se sorprendió, pero le respondió el gesto. El intruso luego miró hacia el altar y comenzó a rezar. Los custodios de la Gobernación lo invitaron a retirarse y, antes de salir, se dio vuelta para decirle gracias a Manzur.

Foto en familia.- Desde Ceremonial de la Casa de Gobierno informaron que luego de muchos años volvieron a colocar una alfombra con pedestales a los pies de la escalinata de Casa de Gobierno. Allí se reservó lugar para el gobernador, el vice, los ministros, el fiscal de Estado y el secretario General de la Gobernación. Un listón bordó separó a los altos funcionarios de los demás miembros del gabinete, que se acomodaron en las escalinatas. Fue el retorno de los “históricos”, soldados ataviados con el uniforme de 1800.

velada de gala.- Manzur encabezó la noche del miércoles la velada de gala en el foyer (vestíbulo) del teatro San Martín, para 150 invitados.