Silenciosos

He confiado en el señor Macri porque planteaba un país distinto, adonde el trabajo genuino iba a retornar y los tiempos de la Argentina del esfuerzo iban a volver. Era cuestión de ceder algo y poner cada uno su parte para que hiciéramos una nación en serio. Como industrial, puse mi energía e ingenio al servicio de mi patria y esperé que el esfuerzo conjunto nos conduzca a ver la merecida luz de la esperanza. La valiosa iniciativa privada, esa fuerza inicial de valientes que motoriza a toda la comunidad con su empuje, está desalentada por los permanentes ataques del sistema que hoy el plan de gobierno continúa al igual que el anterior. Somos miles de desoídos emprendedores en el país que padecen la indiferencia del Estado porque nuestro malestar no se muestra ni en las rutas cortadas, ni en los paros extorsivos de dirigentes prepotentes. Silencioso debo soportar que la política energética -por dar un ejemplo- suba la tarifa eléctrica caprichosamente cinco veces y no tenga voz ni grito que me defienda; los cientos de trabajos genuinos que se pierden a diario porque los costos superaron los límites rentables pasan a ocupar los cuadros estadísticos. Los brazos caídos, esos que confiaron en el Presidente, abandonarán el barco y caerán en el ahogo de la frustración del desocupado. Que mire a su alrededor, incluso a los que menos gritamos, de lo contrario, el apoyo a su gestión de los miles de “silenciosos hacedores” será abandonado por quien confió en la promesa de una Argentina distinta.

Carlos Raúl Neme

25 de Mayo 521- San Miguel de Tucumán


LAS MURALLAS

¿Alguien cree sin duda alguna, con total certeza, que los muros de nuestro planeta tierra son más poderosos que el que tenemos los argentinos? Veamos: el muro de Berlín; el muro de México y EEUU; la muralla china; el muro de la guerra fría; los muros que separan a judíos y árabes, a colonialistas y colonizados; no, señores; nuestro muro no está hecho de piedras, de ideas, de religiones, de ambiciones; no; sólo está hecho y construido durante demasiadas décadas. Ignorancia o sapiencia. Si nuestras escuelas públicas, que de toda forma son bastante costosas, siguen sin preparar debidamente a las próximas generaciones de argentinos, porque siempre les falta algo; o es alguna comodidad material, o poseen algún sistema de control de calidad inexistente o precario, o los maestros siguen siendo vapuleados sin sentido porque no encuentran los gobiernos la forma de encauzarlos para que puedan dar su sabiduría y buen ejemplo a sus educandos. Y si siguen colocando la cuestión económica como excusa para encaminar de una buena vez la educación de calidad en la Argentina. Nuestro muro seguirá siendo fuerte e indestructible y seguirán eligiéndose sindicalistas eternos y nadie les pisa el poncho, ni el gobierno, ni sus afiliados porque no tienen las únicas armas capaces de ponerlos en su lugar como es la educación; del mismo modo que los bien educados podrán elegir o ser políticos capaces de pensar sólo en el desarrollo de nuestro país y no en sus cargos. ¿Acaso existe alguna otra muralla más fuerte que la ignorancia? Para aprovechar todas las riquezas de nuestro país es imprescindible comenzar por terminar con la ignorancia.

Carmelo J. Felice

carfico@live.com


AUTONOMÍA Y FEDERALISMO

Hoy es el federalismo el que exige el desarrollo integral del hombre por encima del Estado. Supongo que en esta idea el intendente de San Miguel de Tucumán solicitó al presidente Macri, a principios de 2016, un reparto directo de recursos, sin la intermediación del Gobierno provincial. Lo hizo en la Casa Rosada, donde el mandatario y funcionarios nacionales recibieron a los jefes municipales de todas las capitales provinciales. Importante posición asumida en aquel entonces por el Presidente, que no debe olvidar tampoco al interior del interior, donde todo sigue como entonces para los intendentes de ciudades postergadas en el juego perverso de gobernadores que en estos últimos años sometieron voluntades y votos a cambio de dibujadas transferencias de fondos coparticipables que no correspondían al total de lo supuestamente presupuestado y girado. Sabemos que si la corrupción ha desvirtuado leyes, necesidades y el verdadero sentido de la coparticipación, entonces los fondos nacionales deberían ser transferidos directamente a cada municipio, sin la intervención del Ejecutivo provincial, para el caso de Tucumán. Estamos en año electoral y nuestro voto hoy debería tener el peso de saber elegir a quienes verdaderamente representen al pueblo y a la provincia. Necesitamos candidatos idóneos y honestos, pero no obedientes “levantamanos” que responden a intereses de quien maneja la caja de la provincia o a directivas de la nación. Necesitamos ciudadanos capaces de sostener el federalismo frente al centralismo del puerto. Que muestren el país mirando hacia el interior, a las municipalidades y sus autonomías sólo existentes en el texto de la Constitución nacional. Frente a esta realidad creo que ya ha llegado el momento de tomar el camino de un verdadero federalismo que comience desde el interior del interior. Por supuesto que este cambio depende del presidente Macri. Y nosotros, ciudadanos, no olvidar que los fondos coparticipables pertenecen a los contribuyentes, no a los políticos. Es dinero que tiene que volver al pueblo, principalmente al interior del interior (el más postergado).

Marcelo Funes

El Salvador 1.987- Yerba Buena


LIMONEROS

La imagen del limonero esperando, a la madrugada, en alguna rotonda de los alrededores de la ciudad, para ser trasladado en un ómnibus desvencijado, alguna vez transporte de alumnos, sin habilitaciones y seguros, es la más conocida para el común de los mortales. En algún corte de ruta, también, cuando se va a la escuela y no queda más remedio que buscar caminos alternativos para llegar. No hay bronca ni alegría porque son los “limoneros”. Están los que trabajan en alguna citrícola. Son los que menos se conoce. Es un misterio su actividad para el que pasa por el frente del establecimiento. Los medios nunca hablan de ellos, salvo cuando protestan. Hablan, en cambio, del “limón” y de sus “beneficios” para Tucumán. Se refieren al productor, sea californiano o tucumano, dueño de fincas y establecimientos. Los limoneros tienen un sindicato, llamado Uatre. Según investigaciones de fuentes obreras no sindicales, tienen un salario de bolsillo de $7.684 mensuales para una jornada de ocho horas diarias (la mitad de la canasta de pobreza provincial) y un compuesto salarial mayormente variable (70%) que promueve cada vez más intensos ritmos de trabajo. Las jornadas sin problemas se estiran a las 13 horas. El limonero tiene internacional. Cuenta LA GACETA que “productores de California rechazaron en forma terminante la autorización del gobierno de EEUU al ingreso de limones argentinos a ese país”. A diferencia del “tucumano de Tucumán”, en California el limonero es inmigrante. Ningún trabajador blanco norteamericano quiere realizar tal tarea. La falta de mano, incluso, provocó que no se realizaran las cosechas. Según la UFW, Unión de Trabajadores del Campo, “el paso fronterizo de inmigrantes ha disminuido, debido a la extrema vigilancia en la frontera entre México y EEUU. Ello está impactando de lleno en la agricultura de California”. Se los denomina “rancheros”. Una mano de obra indocumentada calculada en un millón y medio durante las épocas de mayor actividad y no sólo para el limón. “Si no fuera por ello las familias ricas no tendrían frutas ni vegetales en sus mesas para comer. Están más explotados que sus compañeros con permisos en regla, porque tienen miedo a perder sus trabajos si ejercen sus derechos”. “Doce horas sol a sol, con un salario que oscila entre los ocho y diez dólares la hora”, comparado con el alto costo de la vida. Sus hijos, como en Tucumán, “no van a continuar faenando en el campo”, agravando la escasez obrera. ¿Un común denominador para California y Tucumán? Salarios míseros y devaluados, por fuera de los millones de dólares que producen este negocio millonario.

Pedro Pablo Verasaluse

palo1965@hotmail.com


VEREDAS DE LA CÁRCEL

O los funcionarios de la cárcel de Villa Urquiza no leen las cartas de lectores o se hacen los distraídos. En tanto la Municipalidad no llama la atención a estos para que procedan a cortar los yuyos que circundan las veredas del edificio carcelario. Por Delfín Gallo y su confluencia con Padilla y Bárcena, frente al Hospital Avellaneda, el yuyal es impresionante. Los vehículos que circulan por ese pasaje, al intentar ingresar a Delfín Gallo, quedan expuestos a algún accidente (por suerte al frente está el hospital). La altura de los yuyos obstaculiza la visión. Qué decir de los peatones. Imposible transitar por esas veredas. Con toda la mano de obra que tienen dentro del penal, resulta injustificable que no se adquieran unas bolsas de cemento, ripio, arena y se construyan veredas y se pinten las paredes de la penitenciaría. Por República del Líbano podrían construir un refugio para los escolares que esperan el colectivo, frente al colegio Don Orione. Invito a los funcionarios de la cárcel a que se den una vuelta por Francisco de Aguirre al 1.500, vereda del Cenara (albergue de canes vagabundos) y observen cómo las autoridades municipales realizaron mejoras en beneficio de los vecinos y la ciudad. Los yuyos fueron reemplazados por veredas de cemento y espacios verdes. Hasta se plantaron árboles. Las barren todos los días. A ponerse las pilas y como última sugerencia, en caso de no contar con dinero, solicitarlo a las autoridades nacionales (Plan Belgrano). Los vecinos, los niños y la seguridad pública estarán agradecidos.

Hugo César Navarro

Avenida Francisco de Aguirre 1582

San Miguel de Tucumán