¿Qué unió durante el fin de semana a Gabriel Rodrigo (foto) y a Alex Rins? El dolor. En el Moto3, Rodrigo estuvo diezmado por la quebradura de su clavícula, episodio que se produjo en uno de los entrenamientos de la primera fecha en Qatar y que derivó en una intervención quirúrgica. “Trabajé mucho para poder llegar a Argentina después de la operación”, recalcó Rodrigo.

El entusiasmo para recuperarse pasa porque en Las Termas se siente local. Si bien nació en España, se nacionalizó argentino, ya que sus padres lo son y le transmitieron el amor por la bandera celeste y blanca. “No estuve al 100 por ciento desde lo físico, pero pude rendir en la pista obteniendo algunos buenos tiempos en los entrenamientos”, explicó Rodrigo, que en la final se fue de pista y abandonó.

“Estoy como en casa. Desde el primer año a este he notado que los aficionados me conocen mucho más y se los agradezco. Es una sensación indescriptible”, contó, emocionado.

Para manejar la KTM del equipo RBA Racing Team, Rodrigo recurrió a todos los recursos disponibles para representar a Argentina durante el fin de semana en Las Termas. “Con la fisioterapia y el gimnasio fuerzas un poco la rehabilitación. Fue duro porque tienes mucho dolor y es la única manera de recuperar más. Duele menos en la moto porque estás tan concentrado que te olvidas del dolor; pero sigue ahí”, reconoció.

Desafortunado

Lo de Rins fue desafortunado. Luego de correr el Gran Premio de Qatar -finalizó 9°-, el piloto de la Suzuki número 42 volvió a su hogar, en Andorra. Mientras se entrenaba haciendo motocross se fracturó el hueso astrágalo derecho.

“Venía en una curva muy despacio y se le cayó el peso muerto de la moto sobre el pie”, contó Rafael Rins -padre del piloto-, mientras esperaba en la puerta de la oficina del equipo japonés. “Está dolorido”, agregó.

A Alex se lo pudo ver durante la semana desplazándose con dificultad y ayudado por un bastón ortopédico. “No puede hacer el movimiento, arriba y abajo”, relataba Rins (p), mientras hacía la mímica con las palmas de las manos juntas. Debido a ello Rins Junior casi no podía emplear el freno trasero, que acciona con el pie.