El técnico “decano”, Pablo Lavallén, descargó toda su tensión apenas terminó el partido: “¡Dios es justo!”, exclamó ante las cámaras de televisión antes de ingresar al vestuario.

“Festejen con los jugadores, muchachos, que a esto lo lograron ellos”, les dijo el DT a los periodistas que intentaban entrevistarlo en la entrada a la manga que conduce al vestuario.

“Nos pararon el avión dos horas en la pista. Alguien lo hizo, no se quién, pero nos pararon el avión dos horas. Y cuando llegábamos a la cancha nos amenazaban con que no íbamos a poder jugar ¡Dios es justo!”, exclamó ante las cámaras.