“A pesar de que esta es una zona muy transitada, se transformó en tierra de nadie. Los robos y asaltos son casi diarios. No nos quedó otra que salir a la calle a protestar”, aseguró Marcos Romano, uno de los vecinos del barrio Marti Coll de Yerba Buena.

Bajo la lluvia, los habitantes del vecindario que está al sureste de la “ciudad jardín”, enumeraron la cantidad de delitos que soportaron en los últimos tiempos. “Primero eran robos en las casas cuyos dueños salían; después siguieron los asaltos mientras las familias estaban en sus viviendas y, por último, los arrebatos por las calles más importantes del barrio. Por eso nos movilizamos”, agregó Romano.

Los entrevistados por LA GACETA comentaron que los casos de inseguridad se multiplicaron desde que el Camino de Sirga comenzó a ser más transitado. “Es como si le hubieran dado una ruta para que todos los ladrones circularan por ahí. No hay controles y por ahí va y viene todo el mundo. Nos preocupa que no le hayan dado la importancia que se merece”, destacó Juan Pablo Medina.

El Marti Coll fue pionero en debates sobre la inseguridad. Allí, hace varios años, los vecinos se unieron para conseguir mayor presencia policial. Realizaron los aportes necesarios para contar con una comisaría y donaron móviles para que los policías realizaran patrullajes.

“Los móviles que se compraron desaparecieron y los puestos policiales parecen ausentes. Los saqueos ocurren, incluso, a plena luz”, aseguró Laura Rodríguez. Otra vecina, por su parte, contó que la “arrastraron” a la salida del shopping del barrio para quitarle la cartera.

María Seoane, aterrada, dijo: “ya no se puede andar por la calle. Es un peligro, sobre todo para las mujeres. Hay muchas chicas que sufrieron el robo de sus celulares cuando volvían caminando del colegio”.

“Es triste lo que está pasando. Hemos visto patrulleros, pero sólo por la avenida Aconquija. Los vecinos que vivimos a dos o tres cuadras al sur estamos olvidados. Estamos totalmente desprotegidos”, explicó María del Carmen Fernández.

El encuentro se hizo en la esquina de las calles Catamarca y Zavalía. Los vecinos les explicaron a los comisarios lo que estaba ocurriendo en el lugar. “Estamos cansados de la indiferencia. Nosotros también merecemos que nos protejan como hacen con los vecinos de la zona comercial de la ciudad. Siento que nos están discriminando por vivir más lejos”, agregó Fernández.

Tras la reunión, los habitantes acordaron comprar alarmas comunitarias y organizarse a través de grupos de WhatsApp.

Promesa oficial

La Policía dijo que incrementará la presencia policial y que dotará de vigilancia constante al puente sobre Zavalía y el Camino de Sirga.