El 24 de mayo de 1866, el doctor Víctor Bruland, médico francés radicado en Tucumán, propuso al Gobierno de la Provincia crear “una Escuela de Medicina Elemental para proveer, a los departamentos, de practicantes que posean los conocimientos más urgentes, para atender y curar las enfermedades más comunes”. Sería organizada por los médicos que aceptaran sumarse al proyecto, con reglamento y planes de estudio que aprobaría el Gobierno. Bruland fundaba su iniciativa en el pésimo estado sanitario de Tucumán, donde la falta de médicos había forzado al Estado a “tolerar y autorizar el ejercicio de la medicina por los curanderos”. A su juicio, con la Escuela, en “un año o año y medio” se formarían “practicantes de algunos conocimientos teóricos y prácticos, pues además de las lecciones de los catedráticos deberán asistir al Hospital, donde se hará una Clínica”.

Requerida la opinión de los médicos, aceptaron reunirse con Bruland los doctores Juan Mendilaharzu, Exequiel Colombres y Tiburcio Padilla. Este último, aclarando que hallaba “irrealizable” el proyecto, y que era imposible instalar una clínica en el Hospital. En cuanto al doctor León de Soldati, directamente no aceptó la invitación. Le parecía que con la Escuela sólo se conseguiría “un resultado opuesto” al deseado.

A comienzos de julio, Bruland afirmaba que la Escuela arrancaría en setiembre, para jóvenes de 17 a 25 años “con instrucción regular”, y pidió al Gobierno fondos para comprar “piezas anatómicas artificiales”. Después, no se habló más del asunto, al menos en los documentos administrativos que se conservan.