“Desde el lugar que crean conveniente estoy dispuesto a aportar mi granito de arena”. Esas fueron las palabras que utilizó Marcelo Tinelli en Showmatch horas después al fallecimiento de Julio Grondona. Ahora, a menos de dos meses de la muerte del hombre que se adueñó del fútbol argentino durante más de 30 años, el empresario ya tiene su cargo en AFA: desde el martes, será el nuevo Director de Comunicación Institucional.

“La idea es modernizar todo lo que tenga que ver con la comunicación en AFA”, aseguró Luis Segura, presidente de la entidad, al explicar los motivos de su selección. “No estuve en la reunión porque tenía un encuentro con los presidentes de la B Nacional, pero en principio lo señalaron como la persona indicada para mejorar la imagen de la entidad”, explicó Mario Leito, presidente de Atlético y miembro del Comité Ejecutivo.

Otros directivos, al tratar de aclarar el panorama, terminaron oscureciéndolo aún más. Explicaron que, en realidad, el empresario cambiaría la cara de la institución a través de Twitter y Facebook, argumento que para muchos fue el mejor chiste del año. “Por lo menos es divertido pensar que un empresario como él se pueda dedicar a manejar las redes sociales. Creo que tiene cosas más importantes que hacer en su vida y su actividad profesional”, explicó indignado un dirigente cordobés.

“Hasta el momento no se sabe cuál será su función. Insisto, no estuve presente en el momento de su elección, pero hay muchos directivos que no la tienen en claro y esperan que con el correr de los días haya mayores precisiones”, recalcó Leito.

Intereses
Los que caminan todos los días los pasillos de la AFA ven con desconfianza el desembarco oficial de Tinelli y esta preocupación cobra mayor dimensión si se tiene en cuenta la incertidumbre que reina en el fútbol argentino. La mayoría cree que este nombramiento esconde otros intereses con tintes económicos y hasta políticos.

Muchos ya se olvidaron, pero en uno de los últimos papelones que protagonizó Grondona estuvo involucrado el empresario. Él, a través de su productora Ideas del Sur, había acordado hacerse cargo de la producción del Fútbol Para Todos. Sin importarle mucho, desplazó relatores y comentaristas, buscó aportes de empresas privadas para eliminar de las transmisiones la publicidad oficial, firmó acuerdos con TyC Sports -la empresa enemiga del Gobierno- y apostó por la reestructuración del fútbol (con la idea de que así tendría más partidos para televisar y se podrían generar más ingresos), entre otros cambios.

Pero a último momento, se peleó con los funcionarios y La Cámpora, y todo quedó en la nada. Inclusive, el acto organizado para presentar la nueva sociedad fue suspendido con los invitados esperando su inicio. “Es imposible cuando dos personas pretenden manejar el volante del mismo auto” y “Muchachos difíciles”, fueron los tuits del conductor durante esas inolvidables horas.

Por ese motivo, muchos apuestan que en realidad el empresario -que no está acostumbrado a perder en nada- va por la revancha y lo hace porque llegó a un acuerdo con el Gobierno, ya que nada se hace en la AFA sin la autorización del socio capitalista, el mismo que paga casi $ 1.000 millones al año por derechos televisivos.

Siendo dirigente de AFA le resultaría mucho más fácil conseguir alianzas clave que le permitan ser parte o mejorar el negocio. No hay dudas, la apuesta es arriesgada, teniendo en cuenta que nadie a ciencia cierta sabe qué ocurrirá con el Fútbol para Todos después de las elecciones presidenciales de 2015.

La otra cara
Otros dirigentes creen que en realidad que su verdadero interés es apoderarse de la AFA, ya sea con él como presidente o a través de un aliado. Su nombre, entonces, aparece en la lista de candidatos que está integrada por Segura -el hombre de los ultragrondonistas- Alejandro Marón -presidente de Lanús y figura de los grondonistas más jóvenes-, Daniel Angelici -del macrismo- y Carlos Heller -del kirchnerismo-, entre otros.

Hasta la semana pasada, los directivos se reían cuando se les consultaba sobre la posibilidad de que Tinelli o un hombre de su confianza fuera elegido presidente de AFA. “Es imposible, no tiene los cuatro años de dirigente, tal como se exige”, decían con tono firme.

Sin embargo, la felicidad se les borró de la cara cuando se enteraron que en la última reunión del Comité Ejecutivo se aprobó que el 19 de diciembre se realice una Asamblea Extraordinaria para modificar el estatuto.

Segura anunció que el principal punto a tratar es que los presidentes de la entidad sólo podrán cumplir dos ciclos al frente de la entidad, es decir, que sólo podrán ser reelectos una vez, pero nadie a ciencia cierta puede afirmar qué otros puntos se pueden modificar. ¿Será la oportunidad para cambiar los requisitos a fin de no proscribir a nadie? Ése es un interrogante que, hasta ahora, no tiene respuesta.

Impulso
La figura de Tinelli creció considerablemente en su gestión como vicepresidente de San Lorenzo. Asumió con un club devastado económicamente y al borde del descenso. Desde que se transformó en el mandamás del equipo de sus amores, el “cuervo” ganó un título nacional y logró borrar la mancha que pesaba sobre el club: dejar de ser el único grande del fútbol argentino sin ganar la Copa Libertadores.

En lo extradeportivo también se sumó varios porotos: concretó el regreso a Boedo -el barrio de San Lorenzo-, recuperó el predio donde estaba el Viejo Gasómetro, que fue apropiado durante la Dictadura para construir un supermercado y anunció la construcción de un nuevo estadio. Este milagro -ya que será el único club en construir su casa en décadas- tiene nombre. Casualmente se llamará Papa Francisco.

Pero debajo de la alfombra de gestión deportiva de Tinelli se esconden varios fracasos. En 1998 compró el 57% de las acciones de Badajoz, club de la segunda división del fútbol español. Lo dejó dos años después, sin haberlo hecho jugar en Primera y, a pesar de los millones que gastó, la entidad desapareció en 2012, tras 107 años de vida.

En 2006 integró un grupo inversor que se arrimó al “ciclón” para colaborar con el club. Contrató a Ramón Díaz y más de 15 futbolistas de renombre nacional. San Lorenzo salió campeón del torneo local, pero no ganó la Libertadores y, por los excesivos gastos, dejó al club en ruinas.

En el voley tampoco recuerdan con cariño al empresario. Potenció la Liga Nacional, pero por consecuencia del afán de que su equipo, Bolívar, ganara todo lo que jugara, desvirtuó la competencia haciéndola monótona y sin emociones. Los equipos no peleaban por ganar el título, sino por vencer al equipo del “Cabezón”. Así, el torneo que brilló durante varios años quedó en el olvido y hoy apenas si sobrevive.

Está claro entonces que no todo lo que toca Tinelli lo transforma en oro. ¿Buscará la revancha con el fútbol?