Tomates, tomates y más tomates. Si analizamos nuestras dietas cotidianas, es probable que lo encontremos en más de la mitad de las comidas. Pero ojo: hay que tomar los recaudos para no aburrirnos de él. Porque es fuente de nutrientes que vuelven la vida más saludable. Un estudio realizado por científicos del Conicet y del INTA demostró que los tomates cultivados en el campo tienen mayor expresión de vitamina E que los de invernadero. Es decir, los primeros generan un aporte mayor de este poderoso antioxidante a nuestro organismo.

La vitamina E es clave para llevar una vida saludable: también conocida como tocoferol, protege las células contra el daño por radicales libres y disminuye la oxidación de colesterol malo que interviene en la obstrucción de las arterias. Además fortalece el sistema inmune contra virus y bacterias, y reduce la incidencia de enfermedades degenerativas como el cáncer, la diabetes y las patologías cardiovasculares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ingerir 30 miligramos diarios de vitamina E. Y es aquí donde entran a jugar su partido los tomates de campo. Fernando Carrari, Ramón Asís e Iris Peralta, investigadores del Conicet y del INTA, demostraron que los tomates cultivados en el campo, es decir de huerta, contienen más vitamina E que los de invernadero. Comprobaron que esta diferencia clave puede ser atribuible a mecanismos relacionados con las condiciones ambientales, informó el Conicet.

En las cocinas hay consenso: los cocineros coinciden en que lo tomates de campo no sólo son fuente de nutrientes, sino que también poseen mucho sabor. La chef Alicia Becker no lo duda. “Incluso, ya se los puede encontrar en algunos supermercados. Son productos orgánicos. Son un poco más caros que los tomates comunes, pero valen la pena”, afirma. Para que los aproveches, ella te propone tres recetas fáciles e ideales para hacer en casa.

Tomates rellenos con huevo y panceta al horno

Ingredientes:
12 tomates redondos de huerta, 500 gramos de panceta cortada fina, media taza de queso, medio atado de cebolla de verdeo picada, dos cucharadas de perejil picado, dos cucharadas de manteca, una docena de huevos, sal y pimienta a gusto.

Preparación:
vaciá cada tomate y rellenalo con el verdeo, con la clara y con la yema cruda de un huevo. Cubrilo con el queso y el perejil picado. Luego, envolvelo con la panceta. Enmantecá moldes para muffins y colocá un tomate en cada uno. Llevalos al horno hasta que el queso se gratine y el huevo se cueza. Se los puede comer calientes o tibios como entrada.

Tarta con tomates cherry, romero y jamón

Ingredientes:
Para la masa: 25 gramos de levadura fresca, una cucharada de postre de azúcar, 500 gramos de harina, 300 mililitros de agua, 125 mililitros de aceite de oliva, dos ramas de romero y una pizca de sal. Por otro lado, 500 gramos de tomates cherry, aceite de oliva, 100 gramos de jamón crudo cortado en lonjas finas y sal gruesa.

Preparación:
En un bol grande mezclá la levadura, el azúcar y el agua tibia, y dejá reposar durante 10 minutos. Luego, sacale las hojas a las ramas de romero y picalas. Agregalas durante el amasado con la harina, la sal y el aceite. Este proceso no puede durar menos de cinco minutos. La masa debe quedar suave y compacta. Hay que dejarla reposar durante dos horas para que duplique su volumen. Mientras tanto, precalentá el horno, lavá los tomates y ponelos en una fuente apta para el horno. Rocialos con aceite de oliva y sal, y cocinalos durante media hora. Por otro lado, poné la masa en una fuente aceitada. Con los dedos hacele pequeños hundimientos en la superficie y en ellos colocá una ramita de romero, tomates, el jamón y granitos de sal gruesa. Hornea de 20 a 30 minutos, rocia con unas gotitas de aceite de oliva y serví.

Tomates confitados

Ingredientes:
un kilo de tomates de huerta, ocho dientes de ajo, hiervas aromáticas (orégano, albahaca, tomillo), pimienta negra molida y 200 centímetros cúbicos de aceite de oliva.

Preparación:
cortá los tomates por la mitad. Cubrí una fuente con aceite de oliva, dientes de ajo y poné los tomates boca abajo. Por encima colocá el resto del aceite, del ajo y las hierbas. Llevá a un horno muy suave y cociná muy despacio durante tres o cuatro horas. Deben quedar muy tiernos sin llegar a dorarse. Se los puede guardar en frascos durante tres o cuatro días en la heladera y pueden acompañar carnes, pastas y ensaladas.