“Estos libros acompañan tu espera. Leelos”, reza el cartel firmado con tres iniciales: A. P. T. Acción Poética de Tucumán. Los pasajeros que llegan al refugio de colectivos de la plaza Urquiza, sobre la avenida Sarmiento, al principio se sorprenden. Se quedan un rato mirando los libros que cuelgan de un piolín. Quizás, hasta dudan de que sean ellos los destinatarios. Con timidez van curioseando uno por uno, hasta que la mirada se detiene donde ancla el interés. “El país de los brujos”, “Canción de Navidad”, “Cuentos para seguir creciendo”, “SOS Gorilas”, “El nuevo” (María Inés Falconi) son los títulos que cuelgan en la parada. Todos para chicos.
Carla hojea un rato uno de los libros y los deja. “La iniciativa me encanta, pero no creo que los libros duren mucho. Acá la gente es muy mala, los roba o los destroza”, dice con escepticismo la joven. No estaba errada. En la parada que está frente al Colegio Nacional los libros no duraron mucho tiempo. Los hilos quedaron colgando sin explicación, bajo el cartel que decía: “leelos”.
Experiencia colectiva
A Fernando Ríos, de Acción Poética y uno de los “padres de la criatura”, no lo desespera el robo. “Ayer nos habían invitado al Colegio Nacional, y surgió la idea de intervenir con los chicos en los refugios de ómnibus, para ver qué sucedía. Porque esto pone en evidencia otras cosas. Por ejemplo, que en la plaza más pituca de Tucumán los refugios están sin asientos. Pero fue una experiencia bárbara”, dijo Ríos. En cuanto al “robo” de los libros, respondió: “quizás termine siendo una forma de liberar libros. Si circulan, en buena hora”.
¿Por qué títulos para chicos? se le consultó. “Porque cuando armamos la idea, nos imaginamos una situación tan trivial como una madre con un hijo esperando el ómnibus. Y mientras espera el ómnibus, le lee un rato”, afirmó el escritor y gestor cultural.